COMUNICADO A LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN CHILE
En los días 14 y
15 de febrero de 2020 la Organización Comunista Recabarren realizó una
Convención Programática para analizar la lucha de clases y los cambios de las
formas de organización derivados del estallido social de octubre de 2019, la
cual resuelve:
1.- Que una vez
más los trabajadores se han rebelado en forma masiva contra la clase política
dirigente y el poder económico de la burguesía, los que exigen terminar con los
abusos, la corrupción y la abismante desigualdad social imperante en Chile.
2.- Que los denominados partidos políticos de izquierda
que representan abiertamente los intereses de la alta clase media que usufructúa de
parte de los altos beneficios que la burguesía obtiene de la explotación de la
clase trabajadora.
3.- Que el llamado
partido comunista de Chile, fundado por Luis Emilio Recabarren, desde 1956
abandona el camino insurreccional de masas para dirigir a los trabajadores a
conquistar el Poder, optando por la vía institucional burguesa transformándose
en un partido de raíz obrera a un partido reformista pequeño burgués.
4.- Que la
izquierda extraparlamentaria sumida en una dispersión ideológica que la
mantiene atomizada, sin un programa ni
estrategia de lucha que este de acorde a las transformaciones del capitalismo en chile y sus consecuencias sociales, no esta
capacitada para ser vanguardia de la clase obrera.
5.- la
Organización Comunista Recabarren, que en lucha contra la dictadura y la
dispersión ideológica se ha conformado un núcleo de revolucionarios marxistas
leninistas, que junto a militantes y dirigentes sindicales del antiguo Partido
Comunista Revolucionario que superaron el maoísmo, da un salto cualitativo constituyendo
en el nuevo Partido de la clase obrera, el Partido Comunista Revolucionario de
Chile.
ADELANTE
!!
LA
REVOLUCIÓ ES NECESARIA !!
PARTIDO
COMUNISTA REVOLUCIONARIO - CHILE
INFORME INTERNACIONAL
En estos tres últimos meses del 2019 hemos presenciado un
gran estallido social en Ecuador, Perú, Chile, Colombia y Bolivia, contra el
alza del costo de la vida, la desigualdad social, la corrupción de las clases
políticas y sus pugnas por hacerse del poder, contra la explotación que las burguesías criollas
hacen a las masas trabajadoras latino americanas, agravadas por las políticas
expoliadoras determinadas por el
imperialismo yanqui a través de
Fondo Monetario Internacional, destinadas a consolidar el neo-liberalismo económico.
Hasta ahora nunca
habíamos sabido antes de estallidos sociales semi simultanio en varios países
de nuestra región, los que se caracterizaron por su masividad y decisión de
lucha de la población que hicieron estremecer la institucionalidad burguesa,
llegando el campesinado indígena de Ecuador a tomarse el Parlamento, saliendo
una vez más los militares de estos países en defensa de los intereses de los
explotadores nacionales y de las grandes transnacionales. Que cerca estuvieron
estos estallidos sociales de transformarse al unísono en una insurrección
popular generalizada, lo cual nos pone a los marxistas-leninista como tarea el
trabajar para que esa posibilidad se haga realidad.
Esta rebelión de las
masas sudamericanas contra la opresión
que sufren de tiempos coloniales a manos de las clases explotadoras
nacionales se da en el contexto del enfrentamiento de dos superpotencias
imperialistas, Estados Unidos y China, ambas pugnan por la supremacía económica
y el control político militar de la población mundial.
Estados Unidos
después de la caída de la Unión Soviética emprendió las guerra por las fuentes
y vías del petróleo de medio oriente, invadió Afganistán e Irak, ínsito y
fomento con los imperialistas europeos la “Primavera de Norte de África”
destinada a terminar con los régimen nacionalistas, con el socialismo africano,
provocando la destrucción de Libia. Financió y armo grupos opositores al
gobierno de Siria aliado de la Rusia capitalista, para terminar con la
influencia de está en la región. Financió y armo grupos terroristas islámicos,
debiendo combatirlos cuando estos se convirtieron en sus propios monstruos, con
el apoyo militar de Rusia y de países europeos. Extendió el control de su flota
a todo el continente asiático, pretendiendo contener el expansionismo chino. Se
auto proclamo el Gerdalme de mundo.
Todo este
despliegue militar que le sirvió a la vez para reanimar su economía en crisis, es
ahora una causa de su déficit fiscal. Su política de mercados abierto llevaron
que productos de Europa, japón y posteriormente de países emergentes como la
India y China coparan su mercados interno provocando un gran desiquilibrio en
su economía, siendo hoy un país acreedor de China, situación que Trump se
propuso rebajar el gasto fiscal terminando con las reformas sociales de Obama,
pretendió retirar parte de la fuerza militar en el medio oriente, lo que no le
fue posible ante la alianza estratégica de China, Rusia e Irán para contener el
militarismo imperialista de EE.UU. Buscado la reactivación industrial anulo o
cambio las condiciones de tratados comerciales con Canadá y México fijando
cuotas y aranceles favorables a la economía norteamericana, restringio la
migración, devolviendo a la población latina ilegal a sus países de origen,
obligo a México a contener la migracion masiva de centro américa que pretendía
ingresar a EE.UU. construyo un muro a lo largo de la frontera con México
exigiendo que dicho país pagara el costo de éste, subió los aranceles de
ingreso de productos industriales de las
transnacionales norteamericana que operaban fuera del país., y fijo fuertes
aranceles a la internación de productos de China, la que respondió de igual
medida subiendo los aranceles a productos de EE.UU. iniciándose una guerra
comercial que repercutió en la economía mundial.
China, con el
asentamiento de grandes transnacionales en los años 70 en su territorio logro iniciar su etapa manufacturera y en los
años 90 iniciar un proceso tecno industrial destinado a consolidase como una
potencia mundial. Compitiendo con EE.UU. y Europa por el control de las fuentes de materias
primas en Asia, África y América Latina, invadiendo los mercados mundiales con
sus productos en abierta competencia de precios con los del resto de países
capitalistas, provocando la ruina del sector manufacturero de dichos países y
hacerse de un importante posentaje del mercado interno de EE.UU. y que hoy van
por el de Europa a través de la Ruta de la Seda.
Si bien este
enfrentamiento entre estas dos super potencias se ha superado por ahora
aceptando China las condiciones impuestas por Trump, EE.UU. es una potencia
militar al cual China no logra por ahora superar, ni siquiera unida a Rusia e
Irán, recién en estos últimos años esta desarrollando una potente flota naval
necesaria para proteger sus inversiones de ultramar, parte de ésta en Sudamérica,
principalmente en Venezuela bolivariana, aprovechando el embargo
económico-financiero impuesto por Trump a Maduro, se ha hecho de los minerales
del país, al igual que la Rusia capitalista, esperando la privatización del
petróleo para hacerse de él.
Estados Unidos
siempre ha considerado América Latina su patio trasero con el beneplácito de
las oligarquías criollas y de regímenes militares, no ha tolerado ningún
gobierno democrático menos popular que valla contras sus intereses imperiales,
desde hace unos 12 años ha estado intentando derribar el gobierno Bolivariano,
incluso ha llegado al punto de querer invadir el país con la venia del grupo de
Lima, con la fuerte oposición de Rusia y China que defienden sus interese
mineros y prestamos hechos a Maduro, haciendo presencia militar Rusia bajo
rotulo de asesores militares.
Menos ahora que sud
américa se ha trasformado en un polvorín social que en cualquier momento puede
estallar de nuevo, ha retomado la campaña por echar a maduro y terminar con el
movimiento democrático popular en Venezuela y en cualquier país latino
americano en el que se desarrolle un movimiento por instaurar un gobierno
Popular, contando con el apoyo de la clases políticas al servicio de las
burguesías nacionales y las castas militares, las que están aprobando leyes
represivas al movimiento obrero y popular de izquierda propias de un Estado
fascista.
Nos corresponde a
nosotros comunistas revolucionarios levantar con mayor fuerza las banderas
democráticas abandonadas por la burguesía, uniendo a todo demócrata y
revolucionario en un gran frente democrático antifascista, por una real y
efectiva democracia a favor de las grandes mayorías nacionales Uniendo nuestras
fuerzas a un gran movimiento latino americano por la democracia e independencia
de nuestros países de las garras de imperialismo yanqui.
ANALISIS
DE LA SITUACION NACIONAL Y RESOLUCION DE LA CONVENCION PROGRAMATICA.
Analizar las
causas del estallido social del 2019 es vital para entender el desarrollo de la
lucha de clases en el Chile actual. El carácter espontaneo y sin dirección partidaria
e ideológica, la masividad popular de las protestas que sumo a la pequeña
burguesía, el sin fin de demandas sociales que fueron decantando en la petición
de la renuncia del Presidente Sebastián Piñera, el intento fallido del
revisionismo y la socialdemocracia de conducirlo y finalmente su decaimiento
hasta llegar a alejar a la pequeña burguesía, el estancamiento y la distracción
del país hacia una Asamblea Constituyente manipulada a favor de la gran
burguesía monopólica.
La historia de
Chile ha visto más de una vez este mismo proceso. En abril de 1957 durante el
gobierno populista de Carlos Ibáñez, estallo una revuelta popular de similares
características su origen estuvo en las pésimas condiciones de vida del pueblo
y su detonante fue el aumento del pasaje
de la locomoción colectiva, el cual no fue incitado ni organizado por partido
político u organización sindical o social, el que duro solo unos días por falta
de dirección política que el Partido
Comunista fue incapaz de asumir. Este alzamiento no trajo ningún beneficio
político para la izquierda en las elecciones presidenciales realizadas un año
más tarde, las que gano la derecha con Jorge Alessandri contra Salvador Allende
del Frente de Acción Popular.
Tuvieron que pasar
12 años, después del gobierno de la derecha conservadora y del gobierno
reformista de centro derecha de Eduardo Frei, para que la Unidad Popular ganara
las elecciones presidenciales con Salvador Allende en 1970. Gobierno que duro 3
años, que llevo a cabo medidas políticas
y económicas contrarias a los intereses de los terratenientes y del gran
capital nacional y extranjero, siendo depuesto por el golpe de Estado de 1973,
instalándose una dictadura cívico-militar que a sangre y fuego aplica la economía
la “Economía Social de Mercado” destinada a terminar con la
intervención directa del Estado en la economía del país, dejando ésta en manos
de la empresa privada, que permite a la gran burguesía nacional llevar a cabo
una gran acumulación de capital a costa de la explotación de la clase trabajadora,
la que debió sobrevivir con salarios de hambre.
En 1983 el sistema
entra definitivamente en crisis, este año se inician las grandes protestas nacionales
contra la dictadura y formación de
grupos de autodefensa armada que enfrentan a
militares y carabineros lo que obligara a las Fuerzas Armadas y de Orden
a entregar en 1990 el gobierno del país al conglomerado político de centro
izquierda “Concertación”. Nuevamente la lucha de los trabajadores no termina en
un gobierno popular, sino en un compromiso con la derecha y la cúpula militar.
Al término de la
dictadura cívico-militar quedaba como secuela de ésta: 5.400.000 chilenos en la
pobreza, un millón de los cuales estaban en la extrema pobreza; los
trabajadores habían perdido entre 1969 a 1990 el 180% de su poder adquisitivo;
la cesantía llego al 30%; un déficit de 1.000.000 de viviendas; la Salud y la Educación
se transformaron en un negocio; termino del sistema solidario de pensiones
cuyos fondos pasaron a manos privadas que la gran burguesía utiliza para acrecentar
más aún su poder económico.
En los 20 años de gobierno Concertacionista
esta no hizo nada por cambiar el sistema económico Neoliberal implantado por la
dictadura, abrió más aún nuestra economía a los vaivenes de la economía mundial,
al consolidar al país como exportador de materias primas y productos agrícolas
e importador de bienes industriales. Entregando durante el
gobierno de Ricardo Lagos de la infraestructura vial a través de concesiones y la
construcción obras publica a empresas extranjeras. Pretendieron hacer funcionar
un Estado de Bienestar dentro de una economía de libre mercado, restableciendo
las libertades públicas, dando aumentos salariales a los trabajadores y
subsidios a los sectores sociales más desposeídos, que no incidieron en la
disminución de las diferencias entre ricos
y pobres. Se incorporo rápidamente a los sectores medios al consumo de bienes
importados y a la clase trabajadora a productos alimenticios por medio de las
tarjetas de Crédito a plazo con intereses usureros, creando la sensación en la
población que el país progresaba que éramos los Juagares de América Latina, que
sus problemas económicos eran a causados por su exceso de endeudamiento y por
la falta de educación que limitaba sus posibilidades de trabajo y de bienestar
llevando a está a un mayor endeudamiento para costear una mejor educación para
sus hijos a través del crédito Bancario para financiar una carrera
universitaria.
Este modelo que hace crisis el 2006 lo que
lleva a los estudiantes secundarios a realizar llamada “Revolución Pingüina”
contra el sistema educacional, movimiento que resurge el 2010 con la llegada de
la derecha al gobierno con Sebastián Piñera, liderado por los estudiantes
universitarios que exigen educación gratuita, termino de la municipalización de
la enseñanza primaria, así como la nacionalización del cobre y una nueva
constitución. Movimiento al que la población no se integró por el control que
tenía la social democracia y el revisionista partido comunista de los
sindicatos y organizaciones sociales, los que privilegiaron los acuerdos
parlamentarios a apoyar las luchas estudiantiles.
Al segundo año de
gobierno de Sebastián Piñera las ganancias de la burguesía monopólica
aumentaron un 48% con relación al último año del gobierno concertacionista de
Michelle Bachelet, pero los salarios crecieron solo un 4,7%, la desocupación
fue 8,3% según el gobierno, pero el porcentaje real fue de 13,6%. Las alzas
constantes a los alimentos de consumo popular, las alzas diarias del pasaje de
la locomoción colectiva, los escándalos financieros en CONAMA y la multitienda
La POLAR, la insistencia de continuar con la privatización de la Salud y la Educación
fomentaron el descontento social, el que adquiere mayor fuerza al incorporarse
a las protestas nuevos sectores de la población, ahí están las luchas del
pueblo de la región de Magallanes contra el alza del gas natural, vital para la
zona austral, el paro generalizado de actividades de la región de Aysén contra
el abandono de ésta por parte de los gobiernos de la Concertación y de la Derecha
y las protestas en Calama. Manifestaciones ciudadanas en las cuales no tuvieron
ninguna participación los partidos políticos de la Concertación y los de la
Alianza por Chile, siendo ambos conglomerados políticos pésimamente calificados
por la población, al igual que el revisionista Partido Comunista.
Ante el carácter
masivo de las protestas el gobierno aprueba en el Congreso, con la ayuda de la
Concertación una ley que penaliza con cárcel a toda persona que maltrate de
palabra o de hecho a Carabineros, enviando a fines de 2011 al Congreso un nuevo
“Proyecto de Ley de Resguardo del Orden Publico” con el cual pretendió
criminalizar toda manifestación pública de la población, castigando con penas
que iban de 541 días a 3 años de cárcel el impedir o alterar la libre
circulación de personas o vehículos por puentes, calles, caminos u otros bienes
de uso público, principalmente al derecho de huelga de los trabajadores, ya que
se condena toda paralización o interrupción de los servicios públicos, el
cual fue rechazado por la población en
manifestaciones masivas a lo largo del país, proyecto que no fue aprobado,
quedando dormido en el Congreso y que ahora en el segundo gobierno de Sebastián
Piñera logra aprobar en el Senado, con el apoyo de la mayoría de la clase política,
tanto de izquierda como de derecha, la ley que permite que las FF.AA.
resguarden la infraestructura crítica, así como los proyecto “Ley anti saqueos”,
“Anti barricadas” y sanciones a “El que baila pasa”.
En el segundo
gobierno de Michelle Bachelet, al que se integra el Partido Comunista, las
luchas del pueblo se hicieron multidinarias como fue la marcha a lo largo del
país por “No + AFP”, (las que actualmente administran 214.000 millones de
dólares, fondos de pensiones de los trabajadores, los que invierten
mayoritariamente en el extranjero), las
acciones del pueblo mapuche contra las forestales respondiendo el gobierno con
mayor represión con la llamada “Operación Huracán” montaje de Carabineros para
inculpar dirigentes mapuches de actos delictuales, como las estafas hechas por el Estado Mayor al
fisco, así como las habidas en las FF.AA.
Las Instituciones
del Estado hacen crisis ante la desaprobación del pueblo a la gestión del
gobierno, al Parlamento, los políticos y los partidos burgueses despreciados
por corruptos y vendidos, la colusión de los industriales para fijar precios al
papel higiénico, a la venta de carne de ave, a los medicamentos, la justicia en
la que nadie cree ya que a los corruptos se les hace juicio abreviado, saliendo
libre de polvo y paja.
Los grandes
bloques económicos aterrorizados se vieron en la necesidad a saltar a la arena
política en defensa de sus intereses de clase, exigiendo junto a las FF.AA. a
la Democracia Cristiana, la Iglesia y el embajador de EE.UU. el término de la
Reforma Tributaria, laboral y educacional propiciadas por la centro izquierda,
las que al final fueron aprobadas tal como quería la derecha política y el
poder económico, que introdujo los pactos de condiciones especiales de trabajo
o pacto de adaptabilidad, el estatuto Joven y la ley sobre el teletrabajo,
especialmente las restricciones al derecho de huelga al mantener la derecha a
través del tribunal constitucional los “Grupos Negociadores” para hacer
convenios con la patronal a parte de los sindicatos, y los “Turnos de
Emergencia” que obliga a los sindicatos a dejar trabajadores para que la
industria siga trabajado durante la huelga. El malestar de la población se
expresó en la abstención del 67% en las elecciones municipales de 2016 y más
tarde con la derrota electoral de la Concertación la que perdió la Presidencia
de la República, pero lejos de manifestarse por una opción de Izquierda el
pueblo vota por la derecha que promete orden y trabajo.
Piñera llega al
gobierno por segunda vez con el objetivo de restringir los gastos fiscales en
un 500 millones de dólares,( reduciendo los gastos de salud, educación y vivienda)
y revertir las reformas hechas durante el gobierno anterior, en especial la
reforma tributaria con la concebida rebaja de impuestos a los grandes
empresarios y su “Agenda de Modernización Laboral” con la cual busca implantar la
flexibilizar de la jornada de trabajo, la cual sería impuesta por el patrón que
la ira adecuando a los tiempos de trabajo y a las necesidades del mercado, con
lo que busca atomizar la organización sindical y dejarla sin su principal herramienta:
la negociación colectiva por rama o sectorial, publicando el 29 de agosto de
2019 una lista de 72 empresas privadas en las cuales sus trabajadores no podrán
ejercer su derecho de huelga. Con la Ley corta antiterrorista busca aumentar el
poder de la fiscalía para llevar a juicio a personas sin la debidas garantías
constitucionales, mientras sale aprobada en el Congreso la Ley antiterrorista
que envió en su gobierno anterior, para reprimir y encarcelar a la juventud que
continua manifestándose en la calle contra la clase política y el gobierno.
En el trascurso de
estos 30 años de gobiernos de la Concertación y de Chile Vamos el país tuvo un
crecimiento del producto interno bruto acumulado de 748%, pasando de 33.000
millones de dólares de producción de bienes y servicios anuales a 280.000
millones de dólares, el ingreso per cápita paso de 4.500 a 23.500 dólares,
beneficios que no llegaron al grueso de la población, solo a unas 50.000
personas del país de un total de 18.000.000 habitantes, en donde el 54,3% de
los trabajadores gana menos de 350.000 pesos mensuales, lo que está por debajo
de la línea de la pobreza y solo el 15% tiene salarios superior a 850.000 pesos
mensuales. el resto de la masa laboral gana promedio unos 500.000 pesos
mensuales. Los trabajadores tercerizados ganan un 20% menos que los que los
contratados directamente, la cesantía llega al 8% de la población activa, destacándose
el grado de endeudamiento de los hogares chilenos que llega al 70% ya sea con
bancos, casas comerciales y supermercados por medio de las tarjetas de crédito.
La población en general
se estuvo manifestando durante todos estos años contra la clase política, contra sus
gobiernos de turno, contra la política económica neoliberal que cada día
profundizaba más la brecha económica existente entre la gran masa trabajadora y
la burguesía dueña de los medios de producción, expresadas en innumerables marchas sin resultados
concretos, solo promesas de los políticos. Basto el éxito del movimiento
estudiantil contra el alza del pasaje del Metro para que el descontento de la población,
acumulado por décadas, estallara en una protesta
multitudinaria a lo largo del país, integrada principalmente por jóvenes de
entre 20 a 30 años de edad que enfrenta sin temor a las fuerzas represivas de
carabineros, el gobierno de Piñera y la derecha viendo que a pesar de la
represión más brutal las protestas de la población continúan, así como los saqueos
a los grandes supermercados y casas comerciales, decreta Estado de Emergencia y
saca a las FF.AA. a las calles, las que utilizan sus armas de guerra contra las
manifestaciones pacíficas de la población. El resultado 31 muertos, 29
manifestantes con pérdidas de su vista en forma total o parcial, 22.000
detenidos.
Desde el primer
día nuestra organización estuvo junto a los manifestantes observando los acontecimientos,
entregando los antecedentes del origen de este estallido social, dándole a
conocer a la población el desarrollo de esta y de su posible éxito como fracaso,
considerando que este estallido social
era espontaneo al cual ningún partido político u organización social o sindical
podría adjudicarse su paternidad, por lo que tenía un matiz inorgánico el cual
se había llamado a través de las redes sociales al que la gente se auto
convocaba, cuyas demandas eran variadas, siendo lo central la desigualdad
social, proponiendo la OCR algunas medidas inmediatas a tomar por el movimiento
social: exigir la renuncia de Piñera, instauración de un gobierno de salvación
nacional, retiro inmediato de las FF.AA. de las calles, la disolución de las
FF.EE. de Carabineros, disolución del Congreso Nacional y realización de una
Asamblea Constituyente.
La oposición hizo propuestas
ridículas que van desde bajar las dietas parlamentarias, a legislar de manera
exprés todas las leyes que puedan dar
respuestas a las demandas populares. Por su parte el falso Partido Comunista
revisionista condena la violencia del gobierno pero hace un tibio llamado a
manifestarse, y a través de su control que tiene con la socialdemocracia de
movimiento sindical y social pretende dirigir el estallido social, llamando a
la conformación de una mesa social, llamando a huelga y así levantarse como un
interlocutor el válido que necesita el gobierno para poner fin a la
manifestación, no teniendo eco en el gobierno que establece un pacto por la Paz
con la oposición para resolver las demandas del pueblo a través de los acuerdos
parlamentarios, al cual se sumaron posteriormente los revisionistas del PC. En
el cual está comprendido la realización de una asamblea constituyente, con la
cual terminan bajando el movimiento social y aislando a los sectores más
radicales de la clase media.
La izquierda extra
parlamentaria demostró que son orgánicas sin ninguna presencia en las masas,
por tanto sin capacidad para movilizarla, sin estrategia clara para dirigirlas,
sin un programa político, atomizada por su sectarismo, debiendo sumarse
tardíamente a las protestas, pretendiendo alzar sus banderas en las
manifestaciones y ser reconocidas como fuerza
dirigente, pero son obligados a guardarlas
por los manifestantes. Son estos sectores que insisten en llevar adelante una protesta
desgastada que está dando margen para que grupos anarquistas mesclados con el
lumpen lleven a cabo actos vandálicos y
asaltos al comercio minorista que habían
apoyado las protestas de octubre, los que hoy reclaman resguardo
policial, dando piso al gobierno para continuar con la represión al movimiento
popular, y aprobando leyes en el Congreso con el apoyo de la mal llamada centro
izquierda que son materias propias a resolver por la Asamblea Constituyente,
leyes destinadas a consolidar
constitucionalmente un Estado fascista en el marco de una democracia burguesa.
El estallido
social de octubre de 2019 marca un antes y un después de la lucha de clases en
Chile, vemos que la burguesía en su conjunto y la clase política, llevadas por
el miedo a una insurrección popular exitosa que los desplace del poder, blindan
su aparato represivo de Carabineros, PDI, apoyados por las FF.AA. con leyes
destinadas a librarlas de toda persecución penal por las violaciones a los
DD.HH. cometidos contra la población. La clase trabajadora debe comprender que
si el estallido social no fue una insurrección popular exitosa fue porque al
igual que en 1956 y 1983 no conto con una dirección revolucionaria proletaria
que le diera un contenido político de clase al movimiento social que le
permitiera hacerse del Poder político e instaurar un gobierno popular. Dirección
que solo pudo darle un Partido Comunista Revolucionario, vanguardia proletaria,
armado con la teoría del Socialismo científico (Marxismo-Leninismo) hoy inexistente
en Chile.
En resumen en
Chile hemos sido testigos de tres momentos de alza revolucionaria que cuentan
con el mismo final por el mismo motivo. Una acumulación cuantitativa de la
lucha de clases que salta a una condición cualitativa, pero que termina con la
derrota del pueblo y el triunfo de la derecha y la socialdemocracia al servicio
del gran capital
Después del
abandono en 1956 de los principios revolucionarios del marxismo-leninismo del
Partido Comunista de Chile, que de
partido obrero pasa a ser un partido reformista pequeño burgués, deja a la
clase obrera sin su partido político. A principios de los años 60 se constituye el Partido
Comunista Revolucionario de Chile, partido que logra estructurarse a nivel
nacional. En 1972 surge una controversia entre el sector Maoísta dirigido por
Benquis que impulsaba la Guerra popular Prolongada y el sector dirigido por
Bernales con una posición marxista-leninista promovía la Vía Insurreccional. En
1972 el Partido se divide formándose el Comunista Revolucionario
Marxista-Leninista. Desapareciendo ambos sectores de la vida política del país
a fines de los 80.
En 1985 en plena
lucha del pueblo contra la dictadura cívico militar de Pinochet, se constituye
la Organización Comunista Recabarren con el objetivo de lograr la reunificación
de los ex miembros del PCR, pero la falta de claridad ideológica y personalismo
exacerbado de algunos, han hecho imposible en todos estos años dicha
reunificación.
Desde el inicio
nuestra organización combatió la dictadura en las calles y barricadas, difundiendo
del Marxismo-Leninismo entre la clase obrera a la puerta de cada fabrica,
taller y centro de trabajo, introduciendo activistas, organizando sindicatos y
la resistencia al régimen, en lucha
abierta contra la dispersión ideológica, contra todas las corrientes
revisionista del marxismo-leninismo, ayudando a la clase trabajadora en su
lucha contra la clase burguesa e indicarle el camino a seguir para librarse de
la explotación capitalista.
Esta actividad
revolucionaria provoco la reacción de la dictadura, dándole un duro golpe a
nuestra organización, siendo arrestados y torturados nuestros más importantes dirigentes, golpe
que casi hace desaparecer la OCR, pero la convicción de nuestros militantes y
la fortaleza moral de nuestros dirigentes permitió la sobrevivencia y
crecimiento.
Hoy, tomando en
cuenta las lecciones aprendidas de la lucha de clases en Chile así como de
nuestra trayectoria revolucionaria, tenemos la firme convicción de la necesidad
de dar un salto cualitativo y constituirnos en un partido armado con el
marxismo-leninismo. A través de los años en que dimos la lucha ideológica y
sindical formamos un grupo de revolucionarios profesionales que conforman un
núcleo de acero sobre el que se constituye el partido. Es
así como militantes históricos y dirigentes sindicales del antiguo PCR que
superaron el revisionismo maoísta, junto a la OCR fundan el nuevo Partido
Comunista Revolucionario de Chile. Contamos con una
línea política correcta probada a lo largo de años de lucha, con una estrategia
revolucionaria basada en los principios del marxismo-leninismo, plasmada en
nuestro Programa Político que nos permitirá conducir a la clase obrera, a los
trabajadores, al pueblo y su vanguardia organizada en el PCR a la conquista del Poder Político por un
Gobierno Popular y la Revolución Democrática
Popular en vía al Socialismo.
CAMARADAS
… ADELANTE !!
LA
REVOLUCIÓN ES NECESARIA !!
PARTIDO
COMUNISTA REVOLUCIONARIO - CHILE
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