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viernes, 21 de febrero de 2020

DOCUMENTOS Y RESOLUCIONES DE LA CONVENCIÓN PROGRAMATICA DE LA EX OCR-CHILE


               


                 COMUNICADO A LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN CHILE
                           
 En los días 14 y 15 de febrero de 2020 la Organización Comunista Recabarren realizó una Convención Programática para analizar la lucha de clases y los cambios de las formas de organización derivados del estallido social de octubre de 2019, la cual resuelve:


1.- Que una vez más los trabajadores se han rebelado en forma masiva contra la clase política dirigente y el poder económico de la burguesía, los que exigen terminar con los abusos, la corrupción y la abismante desigualdad social imperante en Chile.

2.- Que los  denominados partidos políticos de izquierda que  representan abiertamente los intereses de la alta clase media que usufructúa de parte de los altos beneficios que la burguesía obtiene de la explotación de la clase trabajadora.

3.- Que el llamado partido comunista de Chile, fundado por Luis Emilio Recabarren, desde 1956 abandona el camino insurreccional de masas para dirigir a los trabajadores a conquistar el Poder, optando por la vía institucional burguesa transformándose en un partido de raíz obrera a un partido reformista pequeño burgués.

4.- Que la izquierda extraparlamentaria sumida en una dispersión ideológica que la mantiene  atomizada, sin un programa ni estrategia de lucha que este de acorde a las transformaciones del  capitalismo  en chile y sus consecuencias sociales, no esta capacitada para ser vanguardia de la clase obrera.

5.- la Organización Comunista Recabarren, que en lucha contra la dictadura y la dispersión ideológica se ha conformado un núcleo de revolucionarios marxistas leninistas, que junto a militantes y dirigentes sindicales del antiguo Partido Comunista Revolucionario que superaron el maoísmo, da un salto cualitativo constituyendo en el nuevo Partido de la clase obrera, el Partido Comunista Revolucionario de Chile.

ADELANTE !!

LA REVOLUCIÓ ES NECESARIA !!

                    
                        PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO - CHILE                   


  INFORME  INTERNACIONAL

En estos tres últimos meses del 2019 hemos presenciado un gran estallido social en Ecuador, Perú, Chile, Colombia y Bolivia, contra el alza del costo de la vida, la desigualdad social, la corrupción de las clases políticas y sus pugnas por hacerse del poder, contra  la explotación que las burguesías criollas hacen a las masas trabajadoras latino americanas, agravadas por las políticas expoliadoras determinadas por el  imperialismo yanqui  a través de Fondo Monetario Internacional, destinadas a consolidar el neo-liberalismo económico.


    Hasta ahora nunca habíamos sabido antes de estallidos sociales semi simultanio en varios países de nuestra región, los que se caracterizaron por su masividad y decisión de lucha de la población que hicieron estremecer la institucionalidad burguesa, llegando el campesinado indígena de Ecuador a tomarse el Parlamento, saliendo una vez más los militares de estos países en defensa de los intereses de los explotadores nacionales y de las grandes transnacionales. Que cerca estuvieron estos estallidos sociales de transformarse al unísono en una insurrección popular generalizada, lo cual nos pone a los marxistas-leninista como tarea el trabajar para que esa posibilidad se haga realidad.

    Esta rebelión de las masas sudamericanas contra la opresión  que sufren de tiempos coloniales a manos de las clases explotadoras nacionales se da en el contexto del enfrentamiento de dos superpotencias imperialistas, Estados Unidos y China, ambas pugnan por la supremacía económica y el control político militar de la población mundial.

    Estados Unidos después de la caída de la Unión Soviética emprendió las guerra por las fuentes y vías del petróleo de medio oriente, invadió Afganistán e Irak, ínsito y fomento con los imperialistas europeos la “Primavera de Norte de África” destinada a terminar con los régimen nacionalistas, con el socialismo africano, provocando la destrucción de Libia. Financió y armo grupos opositores al gobierno de Siria aliado de la Rusia capitalista, para terminar con la influencia de está en la región. Financió y armo grupos terroristas islámicos, debiendo combatirlos cuando estos se convirtieron en sus propios monstruos, con el apoyo militar de Rusia y de países europeos. Extendió el control de su flota a todo el continente asiático, pretendiendo contener el expansionismo chino. Se auto proclamo el Gerdalme de mundo.

    Todo este despliegue militar que le sirvió a la vez para reanimar su economía en crisis, es ahora una causa de su déficit fiscal. Su política de mercados abierto llevaron que productos de Europa, japón y posteriormente de países emergentes como la India y China coparan su mercados interno provocando un gran desiquilibrio en su economía, siendo hoy un país acreedor de China, situación que Trump se propuso rebajar el gasto fiscal terminando con las reformas sociales de Obama, pretendió retirar parte de la fuerza militar en el medio oriente, lo que no le fue posible ante la alianza estratégica de China, Rusia e Irán para contener el militarismo imperialista de EE.UU. Buscado la reactivación industrial anulo o cambio las condiciones de tratados comerciales con Canadá y México fijando cuotas y aranceles favorables a la economía norteamericana, restringio la migración, devolviendo a la población latina ilegal a sus países de origen, obligo a México a contener la migracion masiva de centro américa que pretendía ingresar a EE.UU. construyo un muro a lo largo de la frontera con México exigiendo que dicho país pagara el costo de éste, subió los aranceles de ingreso de productos industriales de  las transnacionales norteamericana que operaban fuera del país., y fijo fuertes aranceles a la internación de productos de China, la que respondió de igual medida subiendo los aranceles a productos de EE.UU. iniciándose una guerra comercial que repercutió en la economía mundial.

    China, con el asentamiento de grandes transnacionales en los años 70 en su territorio  logro iniciar su etapa manufacturera y en los años 90 iniciar un proceso tecno industrial destinado a consolidase como una potencia mundial. Compitiendo con EE.UU. y Europa  por el control de las fuentes de materias primas en Asia, África y América Latina, invadiendo los mercados mundiales con sus productos en abierta competencia de precios con los del resto de países capitalistas, provocando la ruina del sector manufacturero de dichos países y hacerse de un importante posentaje del mercado interno de EE.UU. y que hoy van por el de Europa a través de la Ruta de la Seda.

    Si bien este enfrentamiento entre estas dos super potencias se ha superado por ahora aceptando China las condiciones impuestas por Trump, EE.UU. es una potencia militar al cual China no logra por ahora superar, ni siquiera unida a Rusia e Irán, recién en estos últimos años esta desarrollando una potente flota naval necesaria para proteger sus inversiones de ultramar, parte de ésta en Sudamérica, principalmente en Venezuela bolivariana, aprovechando el embargo económico-financiero impuesto por Trump a Maduro, se ha hecho de los minerales del país, al igual que la Rusia capitalista, esperando la privatización del petróleo para hacerse de él.

    Estados Unidos siempre ha considerado América Latina su patio trasero con el beneplácito de las oligarquías criollas y de regímenes militares, no ha tolerado ningún gobierno democrático menos popular que valla contras sus intereses imperiales, desde hace unos 12 años ha estado intentando derribar el gobierno Bolivariano, incluso ha llegado al punto de querer invadir el país con la venia del grupo de Lima, con la fuerte oposición de Rusia y China que defienden sus interese mineros y prestamos hechos a Maduro, haciendo presencia militar Rusia bajo rotulo de asesores militares.

    Menos ahora que sud américa se ha trasformado en un polvorín social que en cualquier momento puede estallar de nuevo, ha retomado la campaña por echar a maduro y terminar con el movimiento democrático popular en Venezuela y en cualquier país latino americano en el que se desarrolle un movimiento por instaurar un gobierno Popular, contando con el apoyo de la clases políticas al servicio de las burguesías nacionales y las castas militares, las que están aprobando leyes represivas al movimiento obrero y popular de izquierda propias de un Estado fascista.

    Nos corresponde a nosotros comunistas revolucionarios levantar con mayor fuerza las banderas democráticas abandonadas por la burguesía, uniendo a todo demócrata y revolucionario en un gran frente democrático antifascista, por una real y efectiva democracia a favor de las grandes mayorías nacionales Uniendo nuestras fuerzas a un gran movimiento latino americano por la democracia e independencia de nuestros países de las garras de imperialismo yanqui.



ANALISIS DE LA SITUACION NACIONAL Y RESOLUCION DE LA CONVENCION PROGRAMATICA.

Analizar las causas del estallido social del 2019 es vital para entender el desarrollo de la lucha de clases en el Chile actual. El carácter espontaneo y sin dirección partidaria e ideológica, la masividad popular de las protestas que sumo a la pequeña burguesía, el sin fin de demandas sociales que fueron decantando en la petición de la renuncia del Presidente Sebastián Piñera, el intento fallido del revisionismo y la socialdemocracia de conducirlo y finalmente su decaimiento hasta llegar a alejar a la pequeña burguesía, el estancamiento y la distracción del país hacia una Asamblea Constituyente manipulada a favor de la gran burguesía monopólica.

La historia de Chile ha visto más de una vez este mismo proceso. En abril de 1957 durante el gobierno populista de Carlos Ibáñez, estallo una revuelta popular de similares características su origen estuvo en las pésimas condiciones de vida del pueblo y su detonante fue  el aumento del pasaje de la locomoción colectiva, el cual no fue incitado ni organizado por partido político u organización sindical o social, el que duro solo unos días por falta de  dirección política que el Partido Comunista fue incapaz de asumir. Este alzamiento no trajo ningún beneficio político para la izquierda en las elecciones presidenciales realizadas un año más tarde, las que gano la derecha con Jorge Alessandri contra Salvador Allende del Frente de Acción Popular.

Tuvieron que pasar 12 años, después del gobierno de la derecha conservadora y del gobierno reformista de centro derecha de Eduardo Frei, para que la Unidad Popular ganara las elecciones presidenciales con Salvador Allende en 1970. Gobierno que duro 3 años,  que llevo a cabo medidas políticas y económicas contrarias a los intereses de los terratenientes y del gran capital nacional y extranjero, siendo depuesto por el golpe de Estado de 1973, instalándose una dictadura cívico-militar que a sangre y fuego aplica la economía  la “Economía Social de Mercado destinada a terminar con la intervención directa del Estado en la economía del país, dejando ésta en manos de la empresa privada, que permite a la gran burguesía nacional llevar a cabo una gran acumulación de capital a costa de la explotación de la clase trabajadora, la que debió sobrevivir con salarios de hambre.

En 1983 el sistema entra definitivamente en crisis, este año se inician las grandes protestas nacionales contra la dictadura y  formación de grupos de autodefensa armada que enfrentan a  militares y carabineros lo que obligara a las Fuerzas Armadas y de Orden a entregar en 1990 el gobierno del país al conglomerado político de centro izquierda “Concertación”. Nuevamente la lucha de los trabajadores no termina en un gobierno popular, sino en un compromiso con la derecha y la cúpula militar.
Al término de la dictadura cívico-militar quedaba como secuela de ésta: 5.400.000 chilenos en la pobreza, un millón de los cuales estaban en la extrema pobreza; los trabajadores habían perdido entre 1969 a 1990 el 180% de su poder adquisitivo; la cesantía llego al 30%; un déficit de 1.000.000 de viviendas; la Salud y la Educación se transformaron en un negocio; termino del sistema solidario de pensiones cuyos fondos pasaron a manos privadas que la gran burguesía utiliza para acrecentar más aún su poder económico.
 En los 20 años de gobierno Concertacionista esta no hizo nada por cambiar el sistema económico Neoliberal implantado por la dictadura, abrió más aún nuestra economía a los vaivenes de la economía mundial, al consolidar al país como exportador de materias primas y productos agrícolas e importador de bienes industriales. Entregando durante el gobierno de Ricardo Lagos de la infraestructura vial a través de concesiones y la construcción obras publica a empresas extranjeras. Pretendieron hacer funcionar un Estado de Bienestar dentro de una economía de libre mercado, restableciendo las libertades públicas, dando aumentos salariales a los trabajadores y subsidios a los sectores sociales más desposeídos, que no incidieron en la disminución de las diferencias  entre ricos y pobres. Se incorporo rápidamente a los sectores medios al consumo de bienes importados y a la clase trabajadora a productos alimenticios por medio de las tarjetas de Crédito a plazo con intereses usureros, creando la sensación en la población que el país progresaba que éramos los Juagares de América Latina, que sus problemas económicos eran a causados por su exceso de endeudamiento y por la falta de educación que limitaba sus posibilidades de trabajo y de bienestar llevando a está a un mayor endeudamiento para costear una mejor educación para sus hijos a través del crédito Bancario para financiar una carrera universitaria.

 Este modelo que hace crisis el 2006 lo que lleva a los estudiantes secundarios a realizar llamada “Revolución Pingüina” contra el sistema educacional, movimiento que resurge el 2010 con la llegada de la derecha al gobierno con Sebastián Piñera, liderado por los estudiantes universitarios que exigen educación gratuita, termino de la municipalización de la enseñanza primaria, así como la nacionalización del cobre y una nueva constitución. Movimiento al que la población no se integró por el control que tenía la social democracia y el revisionista partido comunista de los sindicatos y organizaciones sociales, los que privilegiaron los acuerdos parlamentarios a apoyar las luchas estudiantiles.

Al segundo año de gobierno de Sebastián Piñera las ganancias de la burguesía monopólica aumentaron un 48% con relación al último año del gobierno concertacionista de Michelle Bachelet, pero los salarios crecieron solo un 4,7%, la desocupación fue 8,3% según el gobierno, pero el porcentaje real fue de 13,6%. Las alzas constantes a los alimentos de consumo popular, las alzas diarias del pasaje de la locomoción colectiva, los escándalos financieros en CONAMA y la multitienda La POLAR, la insistencia de continuar con la privatización de la Salud y la Educación fomentaron el descontento social, el que adquiere mayor fuerza al incorporarse a las protestas nuevos sectores de la población, ahí están las luchas del pueblo de la región de Magallanes contra el alza del gas natural, vital para la zona austral, el paro generalizado de actividades de la región de Aysén contra el abandono de ésta por parte de los gobiernos de la Concertación y de la Derecha y las protestas en Calama. Manifestaciones ciudadanas en las cuales no tuvieron ninguna participación los partidos políticos de la Concertación y los de la Alianza por Chile, siendo ambos conglomerados políticos pésimamente calificados por la población, al igual que el revisionista Partido Comunista.

Ante el carácter masivo de las protestas el gobierno aprueba en el Congreso, con la ayuda de la Concertación una ley que penaliza con cárcel a toda persona que maltrate de palabra o de hecho a Carabineros, enviando a fines de 2011 al Congreso un nuevo “Proyecto de Ley de Resguardo del Orden Publico” con el cual pretendió criminalizar toda manifestación pública de la población, castigando con penas que iban de 541 días a 3 años de cárcel el impedir o alterar la libre circulación de personas o vehículos por puentes, calles, caminos u otros bienes de uso público, principalmente al derecho de huelga de los trabajadores, ya que se condena toda paralización o interrupción de los servicios públicos, el cual  fue rechazado por la población en manifestaciones masivas a lo largo del país, proyecto que no fue aprobado, quedando dormido en el Congreso y que ahora en el segundo gobierno de Sebastián Piñera logra aprobar en el Senado, con el apoyo de la mayoría de la clase política, tanto de izquierda como de derecha, la ley que permite que las FF.AA. resguarden la infraestructura crítica, así como los proyecto “Ley anti saqueos”, “Anti barricadas” y sanciones a “El que baila pasa”.

En el segundo gobierno de Michelle Bachelet, al que se integra el Partido Comunista, las luchas del pueblo se hicieron multidinarias como fue la marcha a lo largo del país por “No + AFP”, (las que actualmente administran 214.000 millones de dólares, fondos de pensiones de los trabajadores, los que invierten mayoritariamente en  el extranjero), las acciones del pueblo mapuche contra las forestales respondiendo el gobierno con mayor represión con la llamada “Operación Huracán” montaje de Carabineros para inculpar dirigentes mapuches de actos delictuales,  como las estafas hechas por el Estado Mayor al fisco, así como las habidas en las FF.AA.

Las Instituciones del Estado hacen crisis ante la desaprobación del pueblo a la gestión del gobierno, al Parlamento, los políticos y los partidos burgueses despreciados por corruptos y vendidos, la colusión de los industriales para fijar precios al papel higiénico, a la venta de carne de ave, a los medicamentos, la justicia en la que nadie cree ya que a los corruptos se les hace juicio abreviado, saliendo libre de polvo y paja.

Los grandes bloques económicos aterrorizados se vieron en la necesidad a saltar a la arena política en defensa de sus intereses de clase, exigiendo junto a las FF.AA. a la Democracia Cristiana, la Iglesia y el embajador de EE.UU. el término de la Reforma Tributaria, laboral y educacional propiciadas por la centro izquierda, las que al final fueron aprobadas tal como quería la derecha política y el poder económico, que introdujo los pactos de condiciones especiales de trabajo o pacto de adaptabilidad, el estatuto Joven y la ley sobre el teletrabajo, especialmente las restricciones al derecho de huelga al mantener la derecha a través del tribunal constitucional los “Grupos Negociadores” para hacer convenios con la patronal a parte de los sindicatos, y los “Turnos de Emergencia” que obliga a los sindicatos a dejar trabajadores para que la industria siga trabajado durante la huelga. El malestar de la población se expresó en la abstención del 67% en las elecciones municipales de 2016 y más tarde con la derrota electoral de la Concertación la que perdió la Presidencia de la República, pero lejos de manifestarse por una opción de Izquierda el pueblo vota por la derecha que promete orden y trabajo.

Piñera llega al gobierno por segunda vez con el objetivo de restringir los gastos fiscales en un 500 millones de dólares,( reduciendo los gastos de salud, educación y vivienda) y revertir las reformas hechas durante el gobierno anterior, en especial la reforma tributaria con la concebida rebaja de impuestos a los grandes empresarios y su “Agenda de Modernización Laboral” con la cual busca implantar la flexibilizar de la jornada de trabajo, la cual sería impuesta por el patrón que la ira adecuando a los tiempos de trabajo y a las necesidades del mercado, con lo que busca atomizar la organización sindical y dejarla sin su principal herramienta: la negociación colectiva por rama o sectorial, publicando el 29 de agosto de 2019 una lista de 72 empresas privadas en las cuales sus trabajadores no podrán ejercer su derecho de huelga. Con la Ley corta antiterrorista busca aumentar el poder de la fiscalía para llevar a juicio a personas sin la debidas garantías constitucionales, mientras sale aprobada en el Congreso la Ley antiterrorista que envió en su gobierno anterior, para reprimir y encarcelar a la juventud que continua manifestándose en la calle contra la clase política y el gobierno.

En el trascurso de estos 30 años de gobiernos de la Concertación y de Chile Vamos el país tuvo un crecimiento del producto interno bruto acumulado de 748%, pasando de 33.000 millones de dólares de producción de bienes y servicios anuales a 280.000 millones de dólares, el ingreso per cápita paso de 4.500 a 23.500 dólares, beneficios que no llegaron al grueso de la población, solo a unas 50.000 personas del país de un total de 18.000.000 habitantes, en donde el 54,3% de los trabajadores gana menos de 350.000 pesos mensuales, lo que está por debajo de la línea de la pobreza y solo el 15% tiene salarios superior a 850.000 pesos mensuales. el resto de la masa laboral gana promedio unos 500.000 pesos mensuales. Los trabajadores tercerizados ganan un 20% menos que los que los contratados directamente, la cesantía llega al 8% de la población activa, destacándose el grado de endeudamiento de los hogares chilenos que llega al 70% ya sea con bancos, casas comerciales y supermercados por medio de las tarjetas de crédito.

La población en general se estuvo manifestando durante todos estos  años contra la clase política, contra sus gobiernos de turno, contra la política económica neoliberal que cada día profundizaba más la brecha económica existente entre la gran masa trabajadora y la burguesía dueña de los medios de producción, expresadas en  innumerables marchas sin resultados concretos, solo promesas de los políticos. Basto el éxito del movimiento estudiantil contra el alza del pasaje del Metro para que el descontento de la población, acumulado por décadas, estallara en una  protesta multitudinaria a lo largo del país, integrada principalmente por jóvenes de entre 20 a 30 años de edad que enfrenta sin temor a las fuerzas represivas de carabineros, el gobierno de Piñera y la derecha viendo que a pesar de la represión más brutal las protestas de la población continúan, así como los saqueos a los grandes supermercados y casas comerciales, decreta Estado de Emergencia y saca a las FF.AA. a las calles, las que utilizan sus armas de guerra contra las manifestaciones pacíficas de la población. El resultado 31 muertos, 29 manifestantes con pérdidas de su vista en forma total o parcial, 22.000 detenidos.

Desde el primer día nuestra organización estuvo junto a los manifestantes observando los acontecimientos, entregando los antecedentes del origen de este estallido social, dándole a conocer a la población el desarrollo de esta y de su posible éxito como fracaso, considerando  que este estallido social era espontaneo al cual ningún partido político u organización social o sindical podría adjudicarse su paternidad, por lo que tenía un matiz inorgánico el cual se había llamado a través de las redes sociales al que la gente se auto convocaba, cuyas demandas eran variadas, siendo lo central la desigualdad social, proponiendo la OCR algunas medidas inmediatas a tomar por el movimiento social: exigir la renuncia de Piñera, instauración de un gobierno de salvación nacional, retiro inmediato de las FF.AA. de las calles, la disolución de las FF.EE. de Carabineros, disolución del Congreso Nacional y realización de una Asamblea Constituyente.

La oposición hizo propuestas ridículas que van desde bajar las dietas parlamentarias, a legislar de manera exprés  todas las leyes que puedan dar respuestas a las demandas populares. Por su parte el falso Partido Comunista revisionista condena la violencia del gobierno pero hace un tibio llamado a manifestarse, y a través de su control que tiene con la socialdemocracia de movimiento sindical y social pretende dirigir el estallido social, llamando a la conformación de una mesa social, llamando a huelga y así levantarse como un interlocutor el válido que necesita el gobierno para poner fin a la manifestación, no teniendo eco en el gobierno que establece un pacto por la Paz con la oposición para resolver las demandas del pueblo a través de los acuerdos parlamentarios, al cual se sumaron posteriormente los revisionistas del PC. En el cual está comprendido la realización de una asamblea constituyente, con la cual terminan bajando el movimiento social y aislando a los sectores más radicales de la clase media.

La izquierda extra parlamentaria demostró que son orgánicas sin ninguna presencia en las masas, por tanto sin capacidad para movilizarla, sin estrategia clara para dirigirlas, sin un programa político, atomizada por su sectarismo, debiendo sumarse tardíamente a las protestas, pretendiendo alzar sus banderas en las manifestaciones y ser reconocidas como fuerza dirigente, pero son obligados  a guardarlas por los manifestantes. Son estos sectores que insisten en llevar adelante una protesta desgastada que está dando margen para que grupos anarquistas mesclados con el lumpen lleven  a cabo actos vandálicos y asaltos al comercio minorista que habían  apoyado las protestas de octubre, los que hoy reclaman resguardo policial, dando piso al gobierno para continuar con la represión al movimiento popular, y aprobando leyes en el Congreso con el apoyo de la mal llamada centro izquierda que son materias propias a resolver por la Asamblea Constituyente, leyes destinadas a  consolidar constitucionalmente un Estado fascista en el marco de una democracia burguesa.

El estallido social de octubre de 2019 marca un antes y un después de la lucha de clases en Chile, vemos que la burguesía en su conjunto y la clase política, llevadas por el miedo a una insurrección popular exitosa que los desplace del poder, blindan su aparato represivo de Carabineros, PDI, apoyados por las FF.AA. con leyes destinadas a librarlas de toda persecución penal por las violaciones a los DD.HH. cometidos contra la población. La clase trabajadora debe comprender que si el estallido social no fue una insurrección popular exitosa fue porque al igual que en 1956 y 1983 no conto con una dirección revolucionaria proletaria que le diera un contenido político de clase al movimiento social que le permitiera hacerse del Poder político e instaurar un gobierno popular. Dirección que solo pudo darle un Partido Comunista Revolucionario, vanguardia proletaria, armado con la teoría del Socialismo científico (Marxismo-Leninismo) hoy inexistente en Chile.

En resumen en Chile hemos sido testigos de tres momentos de alza revolucionaria que cuentan con el mismo final por el mismo motivo. Una acumulación cuantitativa de la lucha de clases que salta a una condición cualitativa, pero que termina con la derrota del pueblo y el triunfo de la derecha y la socialdemocracia al servicio del gran capital

Después del abandono en 1956 de los principios revolucionarios del marxismo-leninismo del Partido Comunista de Chile, que  de partido obrero pasa a ser un partido reformista pequeño burgués, deja a la clase obrera sin su partido político. A principios de  los años 60 se constituye el Partido Comunista Revolucionario de Chile, partido que logra estructurarse a nivel nacional. En 1972 surge una controversia entre el sector Maoísta dirigido por Benquis que impulsaba la Guerra popular Prolongada y el sector dirigido por Bernales con una posición marxista-leninista promovía la Vía Insurreccional. En 1972 el Partido se divide formándose el Comunista Revolucionario Marxista-Leninista. Desapareciendo ambos sectores de la vida política del país a fines de los 80.

En 1985 en plena lucha del pueblo contra la dictadura cívico militar de Pinochet, se constituye la Organización Comunista Recabarren con el objetivo de lograr la reunificación de los ex miembros del PCR, pero la falta de claridad ideológica y personalismo exacerbado de algunos, han hecho imposible en todos estos años dicha reunificación.
Desde el inicio nuestra organización combatió la dictadura en las calles y barricadas, difundiendo del Marxismo-Leninismo entre la clase obrera a la puerta de cada fabrica, taller y centro de trabajo, introduciendo activistas, organizando sindicatos y la resistencia al régimen,    en lucha abierta contra la dispersión ideológica, contra todas las corrientes revisionista del marxismo-leninismo, ayudando a la clase trabajadora en su lucha contra la clase burguesa e indicarle el camino a seguir para librarse de la explotación capitalista.

Esta actividad revolucionaria provoco la reacción de la dictadura, dándole un duro golpe a nuestra organización, siendo arrestados y torturados  nuestros más importantes dirigentes, golpe que casi hace desaparecer la OCR, pero la convicción de nuestros militantes y la fortaleza moral de nuestros dirigentes permitió la sobrevivencia y crecimiento.

Hoy, tomando en cuenta las lecciones aprendidas de la lucha de clases en Chile así como de nuestra trayectoria revolucionaria, tenemos la firme convicción de la necesidad de dar un salto cualitativo y constituirnos en un partido armado con el marxismo-leninismo. A través de los años en que dimos la lucha ideológica y sindical formamos un grupo de revolucionarios profesionales que conforman un núcleo de acero sobre el que se constituye el partido. Es así como militantes históricos y dirigentes sindicales del antiguo PCR que superaron el revisionismo maoísta, junto a la OCR fundan el nuevo Partido Comunista Revolucionario de Chile. Contamos con una línea política correcta probada a lo largo de años de lucha, con una estrategia revolucionaria basada en los principios del marxismo-leninismo, plasmada en nuestro Programa Político que nos permitirá conducir a la clase obrera, a los trabajadores, al pueblo y su vanguardia organizada en el PCR  a la conquista del Poder Político por un Gobierno Popular y  la Revolución Democrática Popular en vía al Socialismo.

CAMARADAS … ADELANTE !!

LA REVOLUCIÓN ES NECESARIA !!

PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO - CHILE

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