CAPITULO IX
Stalin y la guerra antifascista.
Después de la depresión económica de 1929, todo el orden
capitalista mundial se tambaleó y se agitó. La atmósfera estaba fuertemente
cargada presagiando una nueva guerra mundial. Y ésta no tardo mucho en estallar.
Pero, ¿en qué lugar? ¿Qué amplitud alcanzaría? ¿Quien lucharía contra quién?
Todas estas preguntas estuvieron mucho tiempo sin respuestas. Incluso después de
la declaración "oficial" de esta catástrofe, en 1940, la cuestión no estaba
completamente zanjada. Estas preguntas sin respuestas permiten comprender mejor
la política exterior de Stalin en el curso de los años treinta.
El Pacto germano-soviético
Hitler llegó al poder el 30 de enero de 1933. Sólo la Unión
Soviética comprendió el peligro para la paz que ello significaba. En enero de
1934, Stalin declaró en el Congreso del Partido que "la nueva política (alemana)
recordaba en sus grandes líneas la política del ex-Káiser, que hizo ocupar,
durante un tiempo, a Ucrania y emprendió una campaña contra Leningrado, después
de haber transformado a los Países Bálticos un una base de operaciones para esta
campaña". Declaró también que: "Si los intereses de la URSS precisan de un
acercamiento con tales o cuales países que no tengan intereses en violar la paz,
lo vamos a hacer sin dudar" (1)
Hasta la llegada de Hitler, Inglaterra dirigía la cruzada
contra la URSS. Churchill había sido en 1918 el instigador principal de la
intervención militar que movilizó a 14 países. En 1927, Inglaterra había roto
sus relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y decretó un embargo sobre
sus exportaciones. En 1931 Japón había invadido el Norte de China y sus tropas
habían llegado a la frontera soviética, por la parte de Siberia. La Unión
Soviética tuvo que decretar un embargo sobre sus exportaciones. En 1935 la
Italia fascista ocupó Etiopía. Ante la expansión fascista, la Unión Soviética
propuso desde 1935 un sistema de seguridad en Europa. En esta perspectiva,
concluyó tratados de asistencia mutua con Francia y Checoslovaquia. Trotski
lanzó folletos emponzoñados contra Stalin que acababa con estos tratados, de
"traicionar" al proletariado francés y a la revolución mundial... Al mismo
tiempo que voces autorizadas de la burguesía francesa afirmaban que el país no
estaba obligado a ayudar a la Unión Soviética, en caso de que fuese atacada...En
1936, Italia y Alemania nazi enviaban sus tropas de élite a España para combatir
contra el gobierno legal de la República. Francia e Inglaterra adoptaron una
política de "no intervención", dejando plena libertad de acción a los fascistas,
mientras los barcos de guerra y submarinos italianos hundían a los barcos
soviéticos que traían material militar y alimentos a la República española.
En noviembre del mismo año, Alemania y Japón firmaban el
Pacto Antikomintern, al cual se adhirió Italia más tarde. La URSS se
encontró cercada. El 11 de marzo de 1938, Radio Berlín anunciaba una
"sublevación comunista en Austria" y la Wehrmacht invade este país que es
anexionado dos días más tarde. La Unión Soviética toma la defensa de Austria y
hace un llamamiento a Inglaterra y a Francia para estudiar una defensa
colectiva. "Mañana pudiera ser tarde", subraya la declaración soviética. A mitad
de mayo Hitler concentra sus tropas en la frontera checoslovaca. La URSS, ligada
por un tratado al país amenazado, agrupa más de 40 divisiones en su frontera
occidental y llama a filas a 330.000 reservistas. Pero, en septiembre,
Inglaterra y Francia se reúnen en Munich con las potencias fascistas, Alemania e
Italia. Ni Checoslovaquia ni la URSS fueron invitadas. Las grandes "democracias"
deciden entregar a Hitler la región de los Sudetes, parte integrante de
Checoslovaquia. En la locura de este acto tan criminal, Inglaterra firma el 30
de septiembre una declaración con Alemania en donde se dice que las dos
potencias expresan su deseo "de jamás entrar en una nueva guerra la una contra
la otra". (2) Francia sigue el ejemplo en diciembre. No obstante, la Unión
Soviética propone a Checoslovaquia su ayuda en caso de agresión alemana, pero
esta oferta es desestimada. El 15 de marzo de 1939, la Wehrmacht ocupa Praga. Desmembrando a Checoslovaquia, Hitler
ofrece un pedazo del pastel al gobierno reaccionario polaco, que muerde el
anzuelo con avidez...Una semana más tarde, el ejército alemán ocupa el
territorio lituano de Klaipeda, importante puerto del sur del Báltico. Stalin
sabe que el monstruo se lanza hacia el Este y que Polonia será la próxima
víctima. En mayo de 1939, el Ejército japonés invadió Mongolia, aliada de la
URSS por un tratado de asistencia militar. Al mes siguiente, las tropas
soviéticas, dirigidas por un oficial desconocido, Zhukov, entran en batalla con
el Ejército japonés. Es un enfrentamiento militar de envergadura: Japón perdió
unos 200 aviones y más de 50.000 soldados fueron muertos o heridos. El 30 de
agosto de 1939, las últimas tropas japoneses se retiran de Mongolia. A la mañana
siguiente, otra frontera de la Unión Soviética se incendió: Alemania invade a
Polonia. Todo el mundo conocía esta agresión inminente: para obtener una
posición óptima y declarar la guerra sea contra Inglaterra y Francia, sea contra
la URSS, Hitler debía "ajustar el destino" de Polonia. Volvamos algunos meses
hacia atrás. En marzo de 1939, la Unión Soviética inició negociaciones para
formar una alianza antifascista. Inglaterra y Francia dejan correr la cosa,
maniobrando. Por esta actitud, las dos grandes "democracias" hacen comprender a
Hitler que puede marchar contra Stalin sin ser inquietada por el Oeste. De junio
a agosto de 1939, hay negociaciones secretas anglo-alemanas en el curso de las
cuales, a cambio del respeto e integridad del imperio británico, los ingleses
prometen a Hitler libertad de acción en el Este. El 29 de julio, Charles Roden
Buxton, del Labour Party, realiza una misión secreta para el primer ministro
Chamberlain, en la embajada alemana. Y propone el plan siguiente: "Gran Bretaña
se declara presta a concluir con Alemania un acuerdo delimitando sus esferas de
influencia. (...) 1) Alemania promete no inmiscuirse en los asuntos del imperio
británico. 2) Gran Bretaña promete respetar enteramente las esferas de intereses
alemanes en el Este y el Sud-Este de Europa. Esto tendría como consecuencia que
la Gran Bretaña renunciaría a las garantías que ella había acordado a ciertos
estados situados en la esfera de los intereses alemanes. Gran Bretaña se pondría
enseguida a trabajar para que Francia rompiese su alianza con la Unión
Soviética. 3) Gran Bretaña pondría fin a las conversaciones actuales llevadas
con la Unión Soviética en vista de la conclusión de un pacto." (3)
Los servicios de inteligencia soviéticos pusieron a Stalin al
corriente de todas estas maniobras. En agosto de 1939, las negociaciones entre
Inglaterra, Francia y la URSS entraron en la fase final. Pero las dos potencias
occidentales enviaron a Moscú delegaciones de segundo rango, sin mandato para
concluir una convención. Vorochilov exigió el compromiso contractual y preciso
para que en caso de una nueva agresión alemana, los aliados entrasen en la
guerra juntos. Quería saber cuantas divisiones inglesas y francesas opondrían a
Hitler en caso de agresión contra la URSS. No obtuvo respuesta alguna. Quiso
concluir un acuerdo con Polonia para que las tropas soviéticas pudieran batallar
contra los nazis en territorio polaco en caso de agresión alemana. Polonia lo
rechazó, dejando imposible todo acuerdo militar efectivo. Stalin comprende
perfectamente que tanto Francia como Inglaterra preparan un nuevo Munich, que
están dispuestas a entregar a Polonia con la esperanza de hacer marchar a Hitler
contra la Unión Soviética. Harold Ickes, ministro encargado de los Asuntos
interiores de los Estados Unidos, anotó en la época en su diario: "Inglaterra
acariciaba la esperanza de provocar un enfrentamiento entre Rusia y Alemania y
no de comprometerse a sí misma." "Francia deberá renunciar a la Europa central y
oriental en favor de Alemania con la esperanza de verla entrar en guerra contra
la Unión Soviética. Así, Francia podría quedarse segura detrás de la línea Maginot." (4) La Unión
Soviética se encontraba frente a un peligro mortal al ver como iba
constituyéndose un frente único anti-soviético de todas las potencias
imperialistas. Con el sostén tácito de Inglaterra y Francia, Alemania podría,
después de ocupar Polonia, continuar sobre la marcha y llevar a cabo su "guerra
relámpago" contra la URSS, mientras que el Japón atacaría por Siberia. En este
momento, Hitler había llegado ya a la conclusión de que tanto Francia como
Inglaterra no tenían ni capacidad ni voluntad de resistir. Y decidió ocupar
Europa occidental antes de su ataque a la URSS.
El 20 de agosto, Hitler propone a la Unión Soviética un Pacto
de no-agresión. Stalin reacciona inmediatamente y, el 23 de agosto, el Pacto es
firmado. El 1 de septiembre, Hitler ataca a Polonia. Inglaterra y Francia son
pilladas en su propia trampa. Estos dos países han facilitado todas las
aventuras de Hitler con la esperanza de utilizarla contra la Unión Soviética.
Desde 1933, no cesaron de airear los méritos de Hitler en su combate contra el
comunismo.
Ahora se veían obligadas a declarar la guerra a la Alemania
nazi... sin tener la menor intención de hacerla efectiva. Su rabia estalló en
una virulenta campaña anti-comunista bajo el tema: "El bolchevismo es aliado
natural del fascismo". Medio siglo más tarde, esta propaganda estúpida se
encuentra siempre consignada en los libros de escuela como una verdad
incontestable. No obstante, la historia ha demostrado que el pacto
germano-soviético constituyó la clave de la victoria en la guerra antifascista.
Esto parece paradójico, pero el pacto fue un momento crucial que permitió la
preparación de las condiciones para la derrota alemana. En efecto, la URSS firmó
este pacto con la clara conciencia de que, pronto o tarde, la guerra contra la
Alemania nazi era inevitable. Una vez que Alemania decidió concluir su acuerdo
con la URSS, Stalin arrancó a Hitler las máximas concesiones a fin de colocarse
en las mejores posiciones para la guerra por venir. PRAVDA del 23 de
septiembre de 1939 escribía: "La única cosa que era aún posible, era preservar a
Ucrania occidental y a Bielorrusia occidental de la invasión alemana (las dos
provincias que habían sido arrancadas a la URSS en 1920) así como a los países
Bálticos. El gobierno soviético ha obligado a Alemania a comprometerse a no
franquear la línea formada por el Thasse, el Narew el Boug y el Vístula." (5) En
occidente, aquellos que siempre simpatizaron con la política anticomunista de
Hitler, gritan ahora: "El fascismo y el bolchevismo, estos dos totalitarismos,
se han repartido Polonia." Pero el avance de las tropas soviéticas se
correspondía con los intereses de las masas populares de los territorios
concernidos, ya que permitían desembarazarse tanto de los fascistas, como de los
terratenientes y los capitalistas. Este avance corresponde también a los
intereses del conjunto del movimiento anti-hitleriano mundial. Las burguesías
más realistas vieron claramente que haciendo avanzar a sus tropas, la URSS se
colocaba en una posición de partida mejor para la guerra futura. Así fue como
Churchill declaró el 1 de octubre de 1939: "Hacer que las armas rusas se
mantengan sobre esta línea es claramente necesario para la seguridad de Rusia
frente a la amenaza nazi. En todo caso, la línea está allí y se ha creado un
frente del Este al que Alemania no osa atacar". (6) Equivocados en sus
esperanzas de ver avanzar al ejército nazi a través de Polonia contra la URSS,
Francia e Inglaterra se vieron en la obligación de declarar la guerra a
Alemania... Pero, sobre el frente Oeste, ninguna bomba vino a turbar la
tranquilidad de los nazis... En revancha, una verdadera guerra política interna
se declaró contra los comunistas y el 26 de septiembre, el PCF fue prohibido y
millares de sus miembros fueron encarcelados. Henri de Kerillis, escribió: "Una
tempestad indescriptible sublevó a la conciencia burguesa. El espíritu de
cruzada sopló con furia. Sólo había una grito: guerra a Rusia. Fue en este
momento cuando el delirio anticomunista llegó a su paroxismo". (7) En estos
momentos, Stalin dijo con gran perspicacia a Zhukov: "El gobierno francés, que
preside Daladier, y el gobierno inglés de Chamberlain no querían entrar en
guerra de manera seria contra Hitler. Esperaban siempre empujar a Hitler a una
guerra contra la Unión Soviética. Si rehusaron en 1939 realizar con nosotros un
bloque anti-hitleriano, es porque no querían atar las manos de Hitler, no
querían llevarle a renunciar a su agresión contra la URSS. Pero de nada les
valdrá todo ello. Les hará falta pagarlo ellos mismos debido a su miope
política." (8) Sabiendo que la guerra con Alemania era inevitable, el gobierno
soviético se inquietó seriamente por la suerte de Leningrado, situada a 32
kilómetros de la frontera finlandesa. El 14 de octubre de 1939, Stalin y Molotov
enviaron al gobierno finlandés un memorándum sobre el problema de la defensa de
Leningrado.
La URSS quería asegurar "la imposibilidad del bloqueo de la
entrada al golfo de Finlandia". Pedía que Finlandia le cediese en alquiler el
puerto de Hanko y le dejase cuatro pequeñas islas. Para hacer posible la defensa
de Leningrado, pedían una parte del istmo de Carelia perteneciente a Finlandia.
A cambio, la URSS ofrecía a Finlandia una parte de la Carelia soviética, dos
veces más grande (9). Empujada por Alemania, Finlandia rehusó y el 30 de
noviembre de 1939, la URSS le declaró la guerra. Algunos días más tarde, Hitler
dio instrucciones para la guerra futura contra la Unión Soviética. En ellas se
decía entre otras cosas: "Sobre el flanco de nuestra posición, se podrá contar
sobre la intervención activa de Rumania y de Finlandia en la guerra contra la
Rusia soviética." (10) Inglaterra y Francia, preocupadas por no meterse en la "drôle
guerre" ("la extraña guerra"), se lanzaron inmediatamente en una guerra a sangre
y fuego... ¡contra la amenaza bolchevique! En tres meses, Inglaterra, Francia,
los EE.UU. y la Italia fascista enviaron 700 aviones, 1.500 cañones y 6.000
ametralladoras a Finlandia, "víctima de la agresión" (11) El general francés
Weygand fue a Siria y Turquía para preparar un ataque a la URSS a partir del
Sur. El plan del Estado mayor general francés preveía el bombardeo de los pozos
petrolíferos de Bakú. En estos momentos el general francés Serrigny, escribió:
"En realidad, Bakú, con su producción de 23 millones de toneladas de crudo,
domina la situación. Si llegamos a dominar el Cáucaso, o si sus refinerías las abrasásemos por nuestras fuerzas aéreas, el monstruo se
hundirá exagüe." (12) ¡Cuando aún no había dado órdenes de disparar ni un solo
tiro contra los hitlerianos a los que había declarado la guerra, el gobierno
francés reunió un ejército expedicionario de 50.000 hombres, ¡para combatir a
los Rojos! Chamberlain declaró que Inglaterra enviaría a 100.000 soldados.(13)
Estas tropas no llegaron Finlandia porque antes el Ejército Rojo había derrotado
a los finlandeses: un acuerdo de paz fue firmado el 14 de marzo de 1939. Mas tarde, en plana guerra, una publicación
gaullista que aparecía en Río de Janeiro, afirmaba: "A fines del invierno del
39-40, fracasado el complot político y militar de Chanberlain y Daladier que
tenía como fin provocar un cambio de alianzas en la guerra para dirigirla contra
la Unión Soviética, poniendo fin al conflicto entre la alianza franco-inglesa y
Alemania por un compromiso y una alianza anti-Komintern. Este complot consistía
en enviar un cuerpo expedicionario franco-inglés para ayudar a los finlandeses,
cuya intervención debía provocar un estado de guerra con la Unión Soviética."
(14) Así fue como el pacto germano-soviético y la derrota de Finlandia habían
preparado las condiciones de la victoria del Ejército Rojo contra los nazis.
Estos dos acontecimientos tuvieron 4 consecuencias primordiales: Por un lado,
impidió la formación de un frente unido de las potencias imperialistas contra la
URSS socialista. Un ataque alemán en 1939 habría llevado también a una
intervención japonesa en Siberia. Por el contrario, la URSS consiguió un éxito
al consolidarse y firmar con el Japón un pacto de no-agresión que mantuvo hasta
la derrota del fascismo. Francia e Inglaterra, que habían rechazado a lo largo
de años constituir un sistema de seguridad colectivo, se vieron obligadas a
entrar en una alianza militar efectiva con la URSS en el momento en que Alemania
rompía el pacto germano-soviético.
La Unión Soviética pudo avanzar sus defensas en unos 150 a
300 kilómetros. Este factor tuvo una gran influencia en la defensa de Leningrado
y Moscú en 1941. La Unión Soviética ganó 21 meses de paz que le permitieron
reforzar de forma decisiva su industria de defensa y a sus fuerzas armadas.
¿Preparó mal Stalin la guerra antifascista?
Cuando Khruschev tomó el poder, rompió completamente la línea
del Partido. Por este hecho tuvo que denigrar a Stalin y a su política
marxista-leninista. Con una serie de calumnias inverosímiles, llegó hasta negar
los inmensos méritos de Stalin en la preparación y en la conducción de la guerra
antifascista. Así, Khruschev, tergiversando la realidad "denunció" que durante
los años 1936-41, Stalin había preparado mal al país para la guerra.
He aquí sus intenciones: "Stalin avanzó la tesis según la
cual la tragedia era el resultado del ataque sorpresa de los alemanes contra la
Unión Soviética. Pero, camaradas, esto es completamente inexacto. Desde que
Hitler tomó el poder en Alemania, se asignó la tarea de liquidar al comunismo.
(...) Muchos hechos del período de preguerra muestran que Hitler preparaba una
guerra contra el Estado soviético."(15) "Si nuestra industria hubiese sido
movilizada de forma adecuada y en el tiempo preciso para abastecer al Ejército
del material necesario, nuestras pérdidas de guerra habrían sido netamente
inferiores. (...) Nuestro Ejército estaba mal equipado. (...) La tecnología
soviética había producido en la preguerra excelentes modelos de tanques y piezas
de artillería. Pero la producción en serie de estos modelos no fue organizada."
(16)
Que los participantes al XXº Congreso hayan podido escuchar
esto sin que se levantaran airadas protestas por todas partes, dice mucho sobre
la degeneración política ya en curso. Sin embargo, en la sala se encontraban
decenas de mariscales y generales que sabían hasta que punto estas declaraciones
eran ridículamente falsas. En su momento no abrieron la boca. Su profesionalismo
estrecho, su exclusivismo militar, la negación de la lucha política en el seno
del Ejército, el rechazo de la dirección ideológica y política del Partido sobre
el ejército: todo ello los aproximaba al revisionismo de Khruschev. Zhukov,
Vasilievski, Rokossovski y prácticamente todos los grandes jefes militares que
nunca aceptaron la necesidad de la depuración del ejército en 1937-38. Ni
tampoco habían comprendido lo que políticamente estuvo en juego durante el
proceso de Bujarin... Por estas razones, apoyaron a Khruschev cuando éste
reemplazó el marxismo-leninismo por tesis rebuscadas entre los mencheviques, los
trotskistas y los bujarinistas. Esto explica por qué los mariscales han avalado
las mentiras de Khruschev concernientes a la Segunda Guerra Mundial. Estas
mentiras las refutaron más tarde... en sus memorias, cuando ya no se trataba de
apuestas políticas y estas cuestiones eran ya puramente académicas. En sus
Memorias, publicadas en 1970, Zhukov subraya a justo título, ante las
alegaciones de Khruschev, que la verdadera política de defensa se inició con la
decisión de Stalin de lanzar la industrialización en 1928. "Era posible aplazar
en cinco o siete años el desarrollo acelerado de la industria pesada, a fin de darle al pueblo los productos de consumo
corrientes más pronto y en mayor cantidad. ¿No era esto acaso una tentación?"
(17) Stalin preparó la defensa de la Unión Soviética construyendo más de 9.000
empresas industriales entre 1928 y 1941 y tomando la decisión estratégica de
implantar en el Este del país una potente base industrial completamente nueva
(18). A propósito de la política de industrialización, Zhukov rinde un homenaje
a la "sabiduría clarividente" de Stalin, que fue "sancionada de una manera
definitiva por el juicio supremo de la Historia" en el curso de la guerra. (19)
En 1921, en casi todos los dominios de la producción militar fue necesario
partir de cero. Durante los años del primer y segundo plan quinquenales, el
Partido había previsto para las industrias de guerra una tasa de crecimiento
superior a la de las otras ramas de la industria. (20)
Veamos las cifras significativas de los dos primeros planes.
La producción anual de tanques era de 740 unidades en 1930. Subió a 2.271
unidades en 1938. (21) En el mismo período, la construcción de aviones había
aumentado de 860 a 5.500 unidades por año. (22) En el curso del tercer plan
quinquenal, entre 1938-40, la producción de la industria progresó un 13% por
año, pero la producción de la industria de defensa lo hizo en un 39%. (23) El
respiro obtenido gracias al pacto germano-soviético fue explotado por Stalin
para impulsar la producción militar al máximo. Zhukov lo testimonia: "A fin de
que las fábricas de defensa de una cierta importancia pudieran recibir todo
aquello que les era necesario, delegados del Comité Central, de organizaciones
experimentadas y especialistas conocidos, fueron nombrados a la cabeza de sus
organizaciones del Partido. Debo decir que José Stalin realizó un trabajo
considerable ocupándose personalmente de empresas que trabajaban para la
defensa. Conocía bien a decenas de directores de fábrica, de organizadores del
Partido, de importantes ingenieros, los veía a menudo y obtenía, con la
perseverancia que le caracterizaba, la ejecución de los planes previstos." (24)
Las entregas militares efectuadas entre el 1º de enero de 1939 y el 22 de junio
de 1941 son impresionantes. La artillería recibió 92.578 piezas, de las que
29.637 eran cañones de campaña y 52.407 morteros. Nuevos morteros del 82 y del
120 mm fueron introducidos justo antes de la guerra. (25) Las Fuerzas Aéreas
fueron equipadas 1939 a 1941 con 17.745 aviones de combate, de los que 3.719
eran modelos nuevos. En cuanto a la aviación: "Con las medias tomadas desde 1939
a 1941 fueron creadas las condiciones requeridas para obtener rápidamente en el
curso de la guerra la superioridad cuantitativa y cualitativa." (26) El Ejército
Rojo recibió más de 7.000 tanques. En 1940 comenzó la producción del tanque
medio T-34 y del pesado KV, superiores a los tanques alemanes. Había producidos
ya, cuando estalló la guerra, 1.851. (27) A propósito de estas realizaciones,
como forma de expresar su menosprecio por las acusaciones de Khruschev, Zhukov
realizó una autocrítica reveladora: "Recordando lo que nosotros, los militares,
exigíamos de la industria en el curso de los últimos meses de paz y de cómo lo
exigíamos, veo que no teníamos bastante en cuenta las posibilidades económicas
reales del país." (28) La preparación militar propiamente dicha, fue también
impulsada con el máximo vigor por Stalin. Los enfrentamientos militares con el
Japón, en mayo-agosto de 1939, y con Finlandia, entre diciembre de 1939 y marzo
de 1940, estaban directamente ligados a la resistencia antifascista. Estas
experiencias de combate fueron analizadas en profundidad para poder llenar las
lagunas y las debilidades del Ejército Rojo. En marzo de 1940, una reunión del
Comité Central examinó las operaciones contra Finlandia. "Los debates fueron muy
violentos. La instrucción y la formación de nuestras tropas fueron severamente
criticadas", afirma Zhukov. (29) En mayo Zhukov fue recibido por Stalin que le
dijo: "Usted tiene ahora la experiencia del combate. Tome el mando de la zona de
Kiev y utilice su experiencia para la instrucción de las tropas." (30)
A ojos de Stalin, Kiev revestía una significación militar
particular. Es allí donde se esperaba el golpe principal cuando se produjera la
agresión alemana. "Stalin estaba persuadido de que los hitlerianos, en el curso
de la guerra contra la Unión Soviética, intentarían en primer lugar ocupar
Ucrania y la cuenca del Donetz, a fin de privar a nuestro país de estas regiones
económicamente importantes, perdiendo el trigo ucraniano, el carbón de Donetz y
más tarde el petróleo del Cáucaso. En el curso de ejecución del plan opcional,
en la primavera de 1941, J. Stalin nos dijo: "Sin poseer estos recursos de
importancia vital, la Alemania fascista no podrá llevar a cabo una guerra
duradera"." (31) Durante el verano y otoño de 1940, Zhukov sometió sus tropas a
una intensa preparación para el combate. Constata que disponía de oficiales
jóvenes y de generales capaces. Les hizo asimilar las lecciones que se
desprendían de las operaciones alemanas contra Francia. (32)
Del 23 de diciembre de 1940 al 13 de enero de 1941, todos los
oficiales superiores fueron reunidos para una segunda conferencia. El centro del
debate: la futura guerra con Alemania. La experiencia acumulada por los
fascistas con grandes cuerpos blindados fue estudiada con atención particular.
Al día siguiente de la conferencia, un gran ejercicio operacional y estratégico
sobre el mapa tuvo lugar. Asistió Stalin. Zhukov escribe: "El ejercicio abundó
en peripecias dramáticas por el partido "rojo". Las situaciones que se
presentaron después del 22 de junio de 1941 se parecían mucho a las de este
ejercicio...", anota Zhukov. Paulov había perdido la guerra contra los nazis.
Stalin lo amonesta vivamente: "El comandante de las tropas de una región debe de
dominar el arte militar y saber encontrar la solución en no importa que
situación. Este no es vuestro caso". (34)
La construcción de sectores fortificados a lo largo de la
nueva frontera occidental fue abordado en 1940. Al principio de la guerra, se
logró construir cerca de 2.500 instalaciones de cemento. 140.000 hombres
trabajaban cada día. "Y Stalin nos presionada para terminarlo", dice Zhukov.
(35) La XVIIIª Conferencia del Partido, del 15 al 20 de febrero de 1941, fue
íntegramente consagrada a la preparación de la industria y de los transportes en
previsión de la guerra. Los delegados llegados de toda la URSS eligieron a un
cierto número de militares como miembros suplentes del Comité Central. (36) A
principios de marzo de 1941, Timoshenko y Zhukov pidieron a Stalin que se
llamaran a filas a los reservistas de la infantería. Stalin rehusó para no dar a
los alemanes el pretexto para iniciar la guerra. Finalmente, a fines de marzo,
aceptó a llamar a unos 800.000 reservistas que fueron dirigidos hacia las
fronteras. (37) En abril, el Estado Mayor General informó a Stalin que las
tropas de las regiones militares del Báltico, Bielorrusia, Kiev y Odessa no eran
suficientes para rechazar el ataque. Stalin decidió hacer avanzar hacia las
fronteras a 28 divisiones, reagrupadas en cuatro armas y señaló la necesidad de
proceder con extrema prudencia para no provocar a los nazis. (38) El 5 de mayo,
en el gran palacio del Kremlin, Stalin habló delante de los oficiales acabados
de salir de las academias militares. Este fue su tema central: "Los alemanes
están equivocados si creen que su ejército es invencible." (39) Todos estos
hechos permiten rechazar las críticas malévolas, habitualmente lanzadas contra
Stalin: "Había preparado al Ejército para la ofensiva y no para la defensiva";
"Tenía confianza en el Pacto germano-soviético y en Hitler, su compinche". "No
pensaba llegar a una guerra contra los nazis". Estas calumnias pretendían
denigrar los éxitos históricos de los comunistas y en consecuencia, aumentar el
prestigio de sus adversarios. Zhukov, que jugó un papel esencial en la toma del
poder de Kruschev entre 1953 y 1957, tuvo en sus memorias que desmentir de
forman dura el famoso Informe secreto de Khruschev: Sobre la preparación
del país para la guerra lo precisa así: "La obra de la defensa nacional, en
cuanto a sus rasgos y orientaciones fundamentales y esenciales, fue conducida de
la forma deseada. Durante años, se hizo todo o casi todo lo que se podía hacer,
tanto en los sectores económicos como en los sectores sociales. En cuanto al
período que se extiende entre 1939 hasta la mitad del 1941, fue una época en la
que tanto el pueblo como el Partido han suministrado, para reforzar la defensa,
esfuerzos particularmente importantes, esfuerzos que exigían la aplicación de
todas las fuerzas y de todos los medios. Una industria desarrollada, una
agricultura colectivizada, la instrucción pública extendida a todo el conjunto
de la población, la unidad de la nación, la potencia del Estado socialista, el
nivel elevado del patriotismo del pueblo, la dirección del Partido, estaba
presta a realizar la unidad entre el frente y la retaguardia, todo este conjunto
de factores fue la razón principal y primera de la gran victoria que debía
coronar nuestra lucha contra el fascismo. El solo hecho de que la industria
soviética pudiera producir una cantidad colosal de armamento, cerca de 490.000
cañones y morteros, más de 102.000 tanques y cañones autopropulsados; más de
137.000 aviones de combate, todo ello prueba que los fundamentos de la economía,
desde el punto de vista militar, habían sido puestos en pie de la forma
requerida y eran sólidos." "En todo lo que era esencial y fundamental, el
Partido y el pueblo supieron preparar la defensa de la patria. Por lo tanto,
esto es lo esencial y fundamental, que a fin de cuentas es lo que decide la
suerte de un país en guerra." (40)
El día del ataque alemán
Para atacar el inmenso prestigio de Stalin -que
incontestablemente fue el mejor gran dirigente militar de la guerra anti-fascista-,
sus enemigos desean discurrir sobre "el error fundamental" que cometió al no
prever la fecha exacta de la agresión. Khruschev, en su Informe secreto,
afirma: "Los documentos demuestran que el 3 de abril de 1941 Churchill advirtió
personalmente a Stalin que los alemanes habían procedido a un reagrupamiento de sus fuerzas armadas con la
intención de atacar a la URSS. (...) Mientras tanto, Stalin no tomó en serio
estas advertencias." (41) Khruschev prosiguió diciendo que los agregados
militares soviéticos en Berlín le habían informado de rumores según los cuales
el ataque contra la URSS comenzaría la noche del 14 de mayo o la del 15 de
junio. "A pesar de estos avisos particularmente graves, las medidas necesarias
no fueron tomadas para preparar al país para defenderse." "Cuando los ejércitos
fascistas, efectivamente, habían invadido nuestro país, Moscú ordenó que no se
respondiese a ningún disparo alemán" (...) "Cierto ciudadano alemán franqueó
nuestras líneas e indicó que los ejércitos alemanes habían recibido la orden de
lanzarse a la ofensiva en la noche del 22, a las 3 horas. Stalin fue informado
inmediatamente, pero incluso esta advertencia fue ignorada." (42) Esta versión
es propagada por toda la literatura burguesa y revisionista. Elleinstein, por
ejemplo, escribe que "en el sistema dictatorial y personal que Stalin había
instaurado, nadie osaba el hacerle cambiar de idea sobre este error de juicio."
(43) ¿Qué podemos decir a propósito de ese primer día de guerra? Stalin sabía
perfectamente que la guerra sería de una crueldad extrema, que los fascistas
exterminarían despiadadamente a los comunistas soviéticos y, por un terror sin
precedentes, reducirían a los pueblos soviéticos a la esclavitud. La Alemania
hitleriana se había reforzado con todo el potencial económico europeo. Cada mes,
cada semana de paz, aportaba un reforzamiento notable para la defensa de la URSS.
El mariscal Vassilevski nota: "La dirección política del país veía la proximidad
de la guerra y emprendía el máximo de esfuerzos por retardar el tiempo de
entrada de la URSS en el conflicto. Era una línea sabia y realista. Su puesta en
práctica exigía ante todo una hábil conducción de las relaciones diplomáticas
con los países capitalistas particularmente agresivos." "El Ejército recibió
instrucciones muy estrictas de "no emprender ninguna acción que los dirigentes
hitlerianos pudieran utilizar para envenenar la situación, a través de
provocaciones militares." (44) La situación en las fronteras era muy tirante
desde los meses de mayo de 1941. Era necesario tener la sangre fría y no dejarse
llevar por provocaciones alemanas. Vassilievski dijo sobre esto: "La puesta en
alerta de las tropas de la zona fronteriza es en si mismo un acontecimiento
excepcional. La puesta en alerta prematura de las Fuerzas armadas puede causar
tanto mal como su retraso. De la política hostil de un estado vecino hasta la
guerra abierta, a menudo sólo hay una corta distancia." (45) Hitler no había
podido invadir Inglaterra ni quebrantarla. Ahora bien, el imperio británico
seguía siendo la primera potencia mundial. Stalin sabía que Hitler evitaría a
todo precio una guerra en dos frentes. Tenía buenos argumentos para creer que
Hitler lo haría todo para vencer a Inglaterra antes de abrir las hostilidades
contra la URSS. Después de muchos meses, Stalin recibía muchas informaciones de
los servicios secretos soviéticos anunciando la agresión alemana en una o dos
semanas. Cada medida de reforzamiento de la defensa en las fronteras soviéticas
era explotada por los medios de derecha de los EE.UU. para anunciar un ataque
inminente de la URSS contra Alemania. (46) Zhukov anota: "En la primavera de
1941, se vio en los países occidentales una profusión de informaciones de
carácter provocador concernientes a preparativos militares importantes que la
URSS habría emprendido contra Alemania." (47) La derecha anglo-americana
empujaba pues a los fascistas contra la URSS. Además, Stalin no tenía ninguna
garantía concerniente a la actitud inglesa y americana en caso de agresión nazi
contra la URSS. En mayo de 1941, Rudolf Hess, el número dos del partido nazi,
había sido lanzado en paracaídas sobre Inglaterra. Sefton Demler, que dirigía
una estación de radio inglesa especializada en la intoxicación hacia Alemania,
anota en su libro: "Hess afirma que el objetivo de su viaje es ofrecer la paz a
los ingleses "sobre no importa qué condiciones" para que Gran Bretaña acepte
participar en un ataque contra la URSS al lado de Alemania (...) Una victoria de
Inglaterra, aliada a los rusos -declaraba Hess- significaría la victoria del
bolchevismo. Llegaría pronto o tarde la ocupación de Alemania y del resto de
Europa por los rusos." (48) En Inglaterra, la tendencia a entenderse con Hitler
contra la URSS tenía raíces muy profundas. Un acontecimiento muy reciente ha
venido a testimoniarlo. A principios de 1993 estalló en gran Bretaña una
controversia a propósito del libro The End of Glory, una biografía de
Churchill, de John Charmley. Alán Clarc, antiguo ministro de Defensa cuando
Thatcher, intervino para decir que Churchill debiera haber pactado la paz con
los nazis alemanes en la primavera de 1941. Alemania nazi y la Rusia bolchevique
se hubiesen devorado mutuamente e ¡Inglaterra podía haber mantenido su imperio!
(49)
Volvamos a principios de 1941. Stalin recibía a menudo en su
despacho informaciones venidas del mundo entero, anunciando un ataque inminente
de Alemania contra Inglaterra. Y Stalin leía, al mismo tiempo informes
provenientes de Inglaterra, que anunciaban una agresión inminente de los nazis
contra la URSS. Debía preguntarse: ¿en qué medida se agita la
intoxicación inglesa, intentando desviar un ataque hitleriano contra Gran
Bretaña? Después de la guerra, supimos que el mariscal Keitel, aplicando una
instrucción de Hitler del 3 de febrero de 1941, había organizado lo que se llamó
"la maniobra de intoxicación más importante de la historia". Zhukov escribió:
"Una vez Stalin me dijo: 'Un hombre nos hace llegar informaciones muy
importantes sobre las intenciones del gobierno hitleriano, pero tenemos ciertas
dudas'... Pudiera ser que hablara de Sorge." (51)
Según Zhukov, los servicios de información soviéticos se
llevaron una buena parte de la responsabilidad en los errores de apreciación
sobre la fecha de la agresión. El 20 de marzo de 1941, su jefe, el general
Golikov, remitió a Stalin un informe conteniendo informaciones de una
importancia excepcional. Indicaban sobre todo que la agresión se situaría entre
el 15 de mayo y el 15 de junio. Pero, en sus conclusiones, Golikov, anotaba que
se trataba de "una intoxicación proveniente de los servicios secretos ingleses o
quizás alemanes". Golikov estimó que la agresión tendría lugar "en el momento
que seguirá a la victoria de Alemania sobre Inglaterra". (52)
El 13 de junio, Timoshenko le pedía a Stalin poner las tropas
en estado a de alerta. "Reflexionaremos" le contestó Stalin. A la mañana
siguiente, Timoshenko y Zhukov volvieron a la carga. Stalin les dijo: "Me
proponéis efectuar la movilización. ¡Pero esto equivale a la guerra! ¿Lo
comprendéis?" Zhukov replicó que según los servicios de información, las
divisiones alemanas habían sido completadas. Stalin le respondió: "No podemos
creer a todos los servicios de información". En este momento sonó el teléfono y
era Khruschev. "Sobre sus respuestas -escribirá más tarde Zhukov- comprendimos
que se trataba de agricultura". "Está bien" le contestó Stalin. Khruschev le
explicaba sin duda en rosa las perspectivas de una buena cosecha." (53) Por
parte de Zhukov, esta remarque es de una ironía exquisita. Sabemos que Khruschev
era considerado por Stalin como "falto de vigilancia" e "irresponsable". Pero en
el mismo momento en que Zhukov, Timoshenko y Stalin evaluaban las posibilidades
de una agresión inminente, el "vigilante" Khruschev hablaba de legumbres y
cereales...
La noche del 21 de junio, un desertor alemán informó que el
ataque alemán comenzaría la noche siguiente, Timoshenko, Zhukov y Vatutin fueron
convocados por Stalin que les preguntó: "¿Y si los generales alemanes nos envían
este desertor para provocar un conflicto? Timoshenko: -"Este desertor dice la
verdad".
Stalin: -"¿Qué vamos a hacer, pues?
Timoshenko: -"Es necesario poner a las tropas en alerta".
Después de una breve discusión, los militares redactaron un
texto al cual Stalin aportó algunas correcciones. He aquí lo esencial:
"Ordeno:
a) ocupar secretamente durante la noche del 21 al 22-6-41 los
emplazamientos de fuego de los sectores fortificados a lo largo de la frontera
del Estado;
b) dispersarse antes del alba del 22-6-41 sobre los
aeródromos de campaña a toda la aviación, comprendida la aviación de sostén, y
camuflarla con cuidado;
c) poner a todas las unidades en estado de alerta. Poner las
tropas en estado de dispersión y de camuflaje" (54) Firmado por Timoshenko y
Zhukov. La transmisión a las regiones terminó cerca de la media noche. Ya era el
22 de junio de 1941.
A propósito de los primeros meses de guerra, Khruschev
escribió: "Después de las primeras derrotas y los primeros desastres en el
frente, Stalin pensó que todo estaba perdido. (...) Stalin no dirigió
efectivamente -y durante mucho tiempo- las operaciones militares y cesó de hacer
cualquier cosa. No volvió a coger la dirección activa más que después de haber
recibido la visita de ciertos miembros del Buró político." (55) "Tuvo una
tentativa de convocatoria del pleno del Comité Central en octubre de 1941,
cuando los miembros del Comité central habiendo sido llamados a Moscú. (...)
Stalin no quiso ni encontrarse con los miembros del Comité Central ni hablar con
ellos. Esto demuestra hasta que punto Stalin estaba desmoralizado en los
primeros meses de la guerra." (56)
Y Elleinstein añade: "Del 22 de junio al 3 de julio, Stalin
desapareció totalmente. Bebió mucha vodka y sólo logró salir de su borrachera a
los 11 días." (57)
Retornemos pues a Stalin, borracho como un muerto durante 11
días y desmoralizado cerca de cuatro meses. Cuando el 22 de junio de 1941, a las 3 horas y 40 minutos de
la mañana, Zhukov le anunció que aviones alemanes habían bombardeado ciudades
fronterizas, Stalin le ordena convocar al Buró político. Sus miembros se
reunieron a las 4'30. Vatutin les explica que unidades terrestres alemanas han
tomado la ofensiva. Poco después, se anunció la declaración de guerra a
Alemania. Stalin comprende mejor que nadie a qué salvajada será sometido su
país. Guarda un largo silencio. Zhukov se acuerda de este instante dramático: "Stalin
era un hombre voluntarioso que, como se suele decir, no tenía frío en los ojos.
Sola una vez lo vi abatido. Fue en el alba del 22 de junio de 1941: su
convicción en la posibilidad de evitar la guerra acababa de ser destruida." (58)
Zhukov propuso entonces atacar inmediatamente a las unidades enemigas. Stalin le
habla de editar unas instrucciones. Se marchó a la 7'15. "No correspondía a la
realidad y no fue aplicada", anota Zhukov. (59)
La afirmación de Khruschev según la cual Stalin "ordenó que
no se respondiera a los disparos alemanes" es pues un pura falsedad. (60) Sí,
Stalin se estremeció en el momento de saber el estallido de la guerra. "Desde el
22 de junio de 1941 y durante toda la duración de la guerra J. Stalin aseguró la
firme dirección del país, de la guerra y de nuestras relaciones
internacionales." (Zhukov. op,cit. pp.395-396) Por otra parte este mismo 22 de
junio, Stalin toma decisiones de gran importancia. Zhukov lo testimonia: "Hacia
las 13 horas del 22 de junio, Stalin me llamó: "Nuestros comandantes de los
Frentes no tienen suficiente experiencia en la conducción de las operaciones
militares y, manifiestamente, muchas veces son derrotados. El Buró político ha
decidido enviarle al frente Sud-Oeste en calidad de representante de la Stavka.
Sobre el frente del Oeste enviaremos al mariscal Shaposhnikov y al mariscal
Kulik." (62) (La Stavka era el colegio de los jefes militares y políticos que
rodeaban al comandante supremo, a Stalin).
Al final de la jornada, encontrándose Zhukov ya en Kiev, se
enteró allí que Stalin acaba de dar una orden para lanzar operaciones de
contraofensiva. Zhukov lo juzgó prematuro, ya que el Estado mayor general no
dispone aún de información segura de lo que pasa realmente en los frentes. No
obstante, desde el 24 de junio, Zhukov lanzó al 8º y 15º cuerpo mecanizado a la
ofensiva. Este fue "uno de los primeros contraataques lanzados con éxito." (63)
Tenía razón Zhukov al atraer la atención sobre la "grandiosa batalla de las
fronteras del período inicial de la guerra" que había sido muy poco estudiado. Y
a causa de sus intrigas políticas, Khruschev tenía necesidad de tomar este
período inicial como una continuación de "los errores criminales por parte de
Stalin" que, según él, habían desorganizado completamente la defensa. Ahora
bien, ante la guerra relámpago de los nazis, la desorganización y las derrotas,
las pérdidas importantes eran en gran parte inevitables. El hecho primordial era
que, emplazados en circunstancias extremadamente difíciles, el Ejército y sus
cuadros dirigentes han librado una resistencia encarnizada, implacable y, en
combates heroicos, han empezado a crear desde los primeros días las condiciones
del fracaso de la guerra relámpago. Y todo ello fue posible, en gran parte,
gracias a la dirección enérgica de Stalin. Desde el 26 de junio, Stalin toma la
decisión estratégica de constituir un ejército de reserva, a unos 300 kilómetros
detrás del frente, para parar al enemigo si, por desgracia, éste último consigue
perforar la defensa.
Este mismo día, el frente del Oeste fue roto y los nazis
entraron en Minsk, capital de Bielorrusia. Esa noche, Stalin convocó a
Timoshenko, a Zhukov y a Vatutin y les dijo: "Reflexionen conjuntamente y digan
qué se puede hacer en la situación que se ha creado" Zhukov informa: "Todas
nuestras propuestas fueron aprobadas por Stalin: crear sobre los itinerarios que
llevan a Moscú posiciones defensivas escalonadas en profundidad, agotar al
enemigo y, después de frenarlo sobre las líneas de defensa, montar una
contraofensiva cuando podamos reunir las fuerzas necesarias, gracias al Extremo
Oriente y a las nuevas formaciones." (64)
El 29 de junio, una serie de medidas fueron fijadas: Stalin
las anunció al pueblo en su célebre discurso radiofónico del 3 de julio de 1941.
Su contenido dejó una profunda huella en todos los soviéticos por su sencillez y
su voluntad feroz de vencer. Stalin les dijo especialmente: "El enemigo es cruel
e inexorable. Se ha asignado como objetivo adueñarse de nuestras tierras regadas
con el sudor de nuestra frente, de adueñarse de nuestro trigo, de nuestro
petróleo, frutos de nuestro trabajo. Se ha asignado como objetivo restablecer el
poder de los terratenientes, restaurar el zarismo, aplastar nuestra cultura y la
independencia nacional de rusos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, letones,
estonianos, uzbecos, tártaros, moldavos, georgianos, armenios, azerbayanos y de
otros pueblos libres de la Unión Soviética, germanizándolos y haciéndolos
esclavos de príncipes y barones alemanes. Se trata así de la vida o la muerte
del Estado soviético; se trata de la libertad o de la esclavitud de los pueblos
de la Unión Soviética.
(...) Que nuestros hombres no tengan miedo a la lucha y
marchen con abnegación en nuestra guerra de liberación por salvar a la Patria,
contra los esclavistas fascistas. El gran Lenin, que creó nuestro Estado, dijo
que la cualidad esencial de los hombres soviéticos debe ser el coraje, la
vigilancia, la intrepidez en la lucha, la voluntad de batirse al lado del pueblo
contra el enemigo de nuestra Patria. (...) El Ejército y la Flota rojas así como
todos los ciudadanos de la Unión Soviética deben defender cada palmo de la
tierra soviética, batirse hasta la última gota de su sangre por nuestras
ciudades y pueblos. (...) Nos es necesario afirmar la retaguardia del Ejército
Rojo, subordinando a esta obra todo nuestro trabajo; asegurar el intenso
funcionamiento de todas las empresas; fabricar en mayor cantidad fusiles,
ametralladoras, cañones, cartuchos, obuses, aviones. (...) Es necesario
organizar una lucha implacable contra los desorganizadores de la retaguardia,
los desertores, los sembradores del pánico, los propagadores de bulos de toda
clase, aniquilar a los espías, a los agentes de diversión, a los paracaidistas
enemigos. (...) En caso de retrocesos forzados de unidades del Ejército Rojo, es
necesario llevarse todo el material rodante de los ferrocarriles, no dejar al
enemigo ni una sola locomotora, ni un solo vagón; no dejar al enemigo un solo
kilo de trigo, ni un litro de carburante. (...) En las regiones ocupadas por el
enemigo, hay que formar destacamentos de partisanos a caballo o a pie, grupos de
sabotaje para luchar contra las unidades enemigas, para atizar la guerrilla en
todo lugar. (...) ¡Adelante hasta la victoria!." (65)
El 10 de julio comenzó la batalla de Smolensk. Después de la
toma de esta ciudad estratégica, los hitlerianos pensaban poder llegar a Moscú,
situado a menos de 300 kilómetros. Pero, ¡la batalla por Smolesk causó estragos
durante dos meses! "Jugó un papel importante en el período inicial de la Gran
Guerra nacional.(...) Los hitlerianos habían perdido 250.000 soldados y
oficiales. (...) Nuestros aviones nos ayudaros a ganar tiempo y tomar medidas
defensivas en dirección a Moscú (Zhukov, o.cit, pp.406). Vassilievski hizo el
comentario siguiente: "La batalla de Smolensk marca el inicio de fracaso de la
"guerra relámpago". (...) Constituyó una excelente escuela, pero ¡a qué precio!,
es verdad, para dominar el arte militar, tanto para los soldados y los oficiales
soviéticos, como una rigurosa escuela para los mandos soviéticos e inclusive
para Stalin como Comandante Supremo." (67)
El 30 de septiembre, los nazis comenzaron su ofensiva final
para tomar Moscú. 450.000 habitantes de la capital, entre los que el 75% eran
mujeres, fueron movilizados para edificar fortificaciones y defensas
antitanques. Las tropas del general Panfilov llevaron a cabo batallas memorables
en la defensa de Moscú. La carretera de Volokolamsk, inmortalizada en la novela
del mismo nombre de Alexandre Beck. (68) Moscú fue bombardeado por la aviación
alemana. Los nazis estaban a 80 km. Una parte de la administración fue evacuada.
Pero Stalin se quedó en Moscú. Las batallas cada vez fueron más encarnizadas y,
a principios de noviembre, la ofensiva nazi fue parada en seco. Después de haber
consultado con Zhukov, Stalin tomó la decisión de organizar la parada militar
tradicional del 7 de noviembre sobre la Plaza Roja. Fue un auténtico desafío a
las tropas nazis acampadas delante de las puertas de Moscú. Stalin pronunció un
discurso que fue difundido por todo el país. "El enemigo está en las puertas de
Leningrado y de Moscú. Piensa que en el primer choque, nuestro Ejército se
dispersará y nuestro país será puesto de rodillas. Pero el enemigo está
cruelmente equivocado. Nuestro país, todo nuestro país, ha formado un sólo campo
militar para asegurar, junto con nuestro Ejército y nuestra Flota, la debacle de
los invasores alemanes. (...) ¿Dudamos de que podemos vencer a los invasores
alemanes? El enemigo no es tan fuerte como lo presentan ciertos intelectuales
acobardados. El diablo no es tampoco tan negro como lo pintan. (...) ¡Camaradas
soldados y marinos rojos, comandantes y trabajadores políticos, partisanos y
partisanas! El mundo entero ve en vosotros una fuerza capaz de aniquilar a las
hordas de invasión de los bandidos alemanes. Los pueblos sojuzgados de Europa,
caídos bajo el yugo alemán, os miran como libertadores. Una gran misión
libertadora se os adjudica. Sed pues dignos de esta misión. ¡Que la bandera
victoriosa del gran Lenin os acoja entre sus pliegues!." (69)
El 15 de noviembre, los nazis iniciaron su segunda ofensiva
contra Moscú. El 25, algunas unidades avanzadas penetraron en los barrios del
sur de Moscú. Pero, el 5 de diciembre, el ataque fue contenido. Durante todo
este tiempo, nuevas tropas venidas de todo el país llegaron prestas a Moscú.
Inclusive en los momentos más dramáticos, Stalin guardó sus fuerzas estratégicas
en reserva. Rokossovski escribió: "Esto exigía un cálculo riguroso y un gran
dominio de sí mismo." (70) Después de haber consultado con todos los mandos,
Stalin decide lanzar un gran contraataque que se inició el propio 5 de diciembre
y en el curso del cual 720.000 soldados rojos rechazaron a 800.000 hitlerianos
hasta 100 y 300 Km. "Por primer vez, las 'invencibles' tropas alemanas habían
sido derrotadas y bien derrotadas. Frente a Moscú, los fascistas habían perdido
más de 500.000 hombres, 1.300 tanques, 2.500 cañones, más de 15.000 vehículos
automóviles y mucho otro material. El ejército de Hitler no había sufrido nunca
tales pérdidas." (71)
Muchos consideran la batalla de Moscú como el verdadero giro
de la guerra antifascista. La famosa "guerra relámpago" sólo sobrevivió seis
meses cuando se desarrolló contra la URSS. La voluntad inquebrantable, la enorme
capacidad de organización y la maestría en la solución de los grandes problemas
estratégicos de Stalin contribuyeron mucho para conseguirlo.
Stalin frente a la guerra de exterminio nazi
Cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, es necesario
siempre recordar que no sólo ha habido una guerra, si no muchas. La guerra que
llevaban los imperialistas anglo-americanos y franceses contra sus competidores
alemanes no tenía nada en común con la guerra nacional antifascista que libró la
Unión Soviética. La guerra en Occidente fue una guerra entre dos ejércitos
burgueses. En sus combate contra la invasión hitleriana, la clase dirigente
francesa ni quiso ni pudo movilizar y armar a las masas trabajadoras para una
lucha a muerte contra el nazismo. Después de la derrota de sus tropas, Pétain,
el héroe de la Primera Guerra mundial, firmó el acta de capitulación y entró sin
dilación en el colaboracionismo. Casi en bloque, la gran burguesía francesa se
alineó bajo las órdenes de Hitler, intentando sacar el mayor provecho de la
Nueva Europa alemana. La guerra en el Oeste fue, de alguna manera, una guerra
más o menos "civilizada" entre burgueses "civilizados". Nada comparable a esto
en la Unión Soviética. El pueblo soviético tuvo que hacer frente a una guerra de
toda otra naturaleza. Y uno de los méritos de Stalin es haberlo comprendido a
tiempo y haberse preparado en consecuencia.
Antes de iniciarse la operación Barbarroja, ya Hitler había
anunciado claramente el color. En su Diario, el general Halder consignó
notas de un discurso que Hitler dio a sus generales, el 30 de marzo de 1941. El
führer hablaba de la próxima guerra contra la Unión Soviética: "Lucha de las dos
ideologías. Juicio aplastante respecto al bolchevismo: es como un crimen social.
El comunismo es un peligro horroroso para el porvenir. (...) Se trata de una
lucha de aniquilamiento. Si no tomamos la cuestión sobre este ángulo, venceremos
a ciertos enemigos, pero, en treinta años, el enemigo comunista se opondrá de
nuevo contra nosotros. No hacemos la guerra para guardar a nuestros enemigos.
(...) Luchar contra Rusia: destrucción de los comunistas bolcheviques y de la
inteligencia comunista" (72)
Se habrá remarcado que era cuestión aquí de "solución final"
-pero no contra los judíos-. Pues las primeras promesas de "guerra de
aniquilamiento" y de "destrucción física" ¡iban dirigidas contra los comunistas
soviéticos!. Y efectivamente, los bolcheviques, los Soviéticos, han sido las
primeras víctimas del exterminio en masa. El general Negel escribió en
septiembre de 1941: "Contrariamente a la alimentación de otros prisioneros (es
decir ingleses y americanos) no tenemos ninguna obligación en alimentar a los
prisioneros bolcheviques." (73) En los campos de concentración de Auschwitz y de
Chelmno, "los prisioneros soviéticos eran los primeros, o entre los primeros en
ser deliberadamente asesinados por inyecciones mortales y por el gas." (74)
El número de prisioneros de guerra soviéticos muertos en los
campos de concentración, "en curso de desplazamiento" o en "circunstancias
diversas" ¡se cifra en 3.289.000 hombres! Mientras que cuando las epidemias se
declaraban en las barracas de los soviéticos, los guardias nazis no penetraban,
salvo con equipos lanzallamas cuando, "por razones de higiene", los moribundos y
los muertos eran quemados en conjunto en sus camastros de harapos llenos de
miseria. Pueden contarse unos 5.000.000 de prisioneros asesinados, si se tiene
en cuenta los soldados soviéticos "simplemente abatidos sobre el terreno" en el
momento en que se rendían. (75)
Así, las primeras campañas de exterminio y también las más
amplias, han sido dirigidas contra los pueblos soviéticos, incluidos los judíos
soviéticos. Los pueblos de la URSS son los que más han sufrido, cuentan con un
gran número de muertos -23 millones-, pero dieron también pruebas de su feroz
determinación de vencer y del heroísmo más ardiente. Hasta la agresión contra la
URSS, no había habido masacres de población judía. Hasta ese momento, los nazis
no habían encontrado en ninguna parte una resistencia seria. Pero, desde sus
primeros pasos en la Unión Soviética, estos "nobles" alemanes tuvieron que
afrontar a adversarios dispuestos a librar combates hasta su última gota de
sangre. Desde las primeras semanas, los alemanes sufrieron severas pérdidas, y
esto contra una raza inferior, contra eslavos, y peor aún, ¡contra bolcheviques!
La rabia
exterminadora de los nazis nació con sus primeras bajas
masivas. Cuando la bestia fascista comenzó a sangrar bajo los golpes del
Ejército Rojo, decidió "la solución final" para el pueblo soviético. El 26 de
noviembre de 1941, el 30º Cuerpo de Ejército, ocupando un vasto territorio
soviético, había ordenado encerrar en campos de concentración como rehenes "a
todos los individuos que tengan familiares entre los partisanos", "todo
individuo sospechoso de estar en relación con los partisanos", "todos los
miembros del Partido o del Komsomol, así como a los simpatizantes", "todos los
antiguos miembros del partido" y "todos los individuos que ocupasen funciones
oficiales". (76) Por cada soldado alemán muerto, los nazis decidieron ejecutar
al menos dos rehenes. El 1º de diciembre de 1942, durante una discusión con
Hitler sobre la guerra partisana soviética, el general Jold resumió la posición
alemana en estos términos: "En el combate, nuestras tropas pueden hacer lo que
quieran: ahorcar a los partisanos, cortarles la cabeza o descuartizarlos." (77)
La bestialidad con la que los hitlerianos han acosado y liquidado a todos los
miembros del Partido, a todos los partisanos, a todos los responsables del
Estado soviético y a sus familias nos hace comprender mejor el sentido de las
Grandes Purgas de los años 1937-38. En los territorios ocupados, los
contrarrevolucionarios irreductibles que no habían sido liquidados en 1937-38 se
pusieron a las órdenes de los hitlerianos, denunciando sobre todo a los
bolcheviques, a sus familias y a sus compañeros de lucha.
A medida que la guerra en el Este tomó un carácter más y más
encarnizado, la locura asesina de los nazis contra todo un pueblo se
intensificó. Himmler, dirigiéndose a los dirigentes SS, habló en junio de 1942
de una "guerra de exterminio" entre dos "razas y pueblos" que se han lanzado a
un combate "incondicional". Había de un lado "esta materia bruta, esa masa, esos
hombres primitivos o mejor dicho esos sub-hombres dirigidos por comisarios
políticos" y por la otra parte "nosotros, los alemanes". (78) Un terror
sanguinario, jamás practicado antes: tal fue el arma con la cual los nazis
querían llevar a los soviéticos a la capitulación moral y política. "Durante los
combates por la toma de Jarkov -dijo Himmler – nuestra reputación de despertar
el miedo y sembrar el terror nos precede. Es un arma extraordinaria que será
necesario reforzarla siempre." (79) ¡Y los nazis reforzaron el terror!
El 23 de agosto de 1942 a las 18 horas precisas, un millar de
aviones comenzaron a tirar bombas incendiarias sobre Stalingrado. En esta ciudad
en donde vivían 600.000 habitantes, había muchos inmuebles de madera, depósitos
de gasolina, reservas de carburante de las fábricas. Eriomenko, que mandaba el
frente de Stalingrado, escribió: "Stalingrado fue anegado en sus incendios,
rodeado de humo y de hollín. Toda la ciudad era una llamarada. Enormes nubes de
humo y fuego se remolineaban por encima de las fábricas. Los depósitos de
petróleo parecían volcanes vomitando lava. Centenares de miles de desgraciados
habitantes perecían. El corazón estallaba de compasión por las víctimas
inocentes del canibalismo fascista." (80)
Es necesario tener una visión clara de estas realidades
insoportables para comprender ciertos aspectos de eso que la burguesía llama "el
estalinismo". Cuando la depuración, burócratas incorregibles, derrotistas y
capituladores fueron detenidos; muchos de ellos fueron enviados a Siberia. Un
Partido roído por el derrotismo y el espíritu de capitulación jamás habría
podido movilizar y disciplinar al pueblo para contrarrestar el terror nazi. Y es
esto lo que hicieron los Soviéticos en las ciudades cercadas, en Leningrado y en
Moscú. ¡E incluso en el brasero de Stalingrado, los supervivientes jamás se
rindieron y participaron finalmente en la contraofensiva!
Cuando se inició la agresión alemana, en junio de 1941, el
general del ejército Pavlov, estuvo a la cabeza del frente del Oeste, dando
pruebas de incompetencia grave y de negligencia. El 28 de junio, la pérdida de
la capital Bielorrusa, Minsk, sufrió las consecuencias. Stalin convocó a Pavlov
a su estudio de Moscú. Zhukov anota que "sobre propuestas del Consejo militar
del frente del Oeste", fue juzgado sumariamente y fusilado. (81) Elleinstein se
apresuró a decir que era así como "Stalin continuaba aterrorizando a su
entorno". (82) Ahora bien, ante la barbarie nazi, la dirección soviética debía
exigir una actitud inquebrantable y una firmeza a toda prueba y todo acto de
irresponsabilidad grave debía ser castigado con el rigor necesario.
Cuando la bestia fascista empezó a recibir heridas mortales,
quiso tomar coraje abrevándose en la sangre, practicando el genocidio contra el
pueblo soviético caído entre sus garras. Himmler declaró, el 16 de diciembre de
1943, en Weimar: "Cuando me he visto obligado a dar en una pueblo la orden de
marchar contra los partisanos y los comunistas judíos, he dado sistemáticamente
la orden de matar a las mujeres y los niños de estos partisanos y de sus
comisarios. Sería un cobarde y un criminal ante nuestros descendientes, si
dejaba crecer a estos niños llenos de odio por estos sub-hombres muertos en el
combate del hombre contra el sub-hombre. Debemos siempre tener
conciencia del hecho de que nos encontramos en un combate racial, primitivo,
natural y original." (83) El jefe de las SS había dicho en otro discurso en
Jarkov el 24 de abril de 1943: "¿Por qué medio llegaremos a quitar a los rusos
la mayoría de los hombres muertos o vivos? Llegaremos matándolos, haciéndolos
prisioneros, haciéndoles de verdad trabajar y dejando (ciertos territorios)
vacíos de sus habitantes. Dejar hombres en Rusia sería un grave error." (84)
Esta realidad, del terror inicuo que los nazis practicaban en
la Unión Soviética, contra el primer país socialista, contra los comunistas, es
sistemáticamente ocultado o minimizado en la literatura burguesa. Este silencio
tiene un fin preciso. A las personas ignorantes de los crímenes monstruosos
cometidos contra los soviéticos, se les puede fácilmente hacer avalar la idea de
que Stalin fue también un "dictador" comparable a Hitler. La burguesía escamotea
el verdadero genocidio anticomunista para poder fijar más libremente lo que
tiene en común con el nazismo: el odio irracional hacia el comunismo, el odio de
clase hacia el socialismo. Y para ocultar el mayor genocidio de la Segunda
Guerra mundial, la burguesía saca exclusivamente a la luz otro genocidio, el de
los judíos.
En un libro remarcable, Arno J. Mayer, cuyo padre era
sionista de izquierdas, demuestra que la exterminación de los judíos sólo
comenzó, en el momento en que los nazis han, por primera vez, sufrido graves
pérdidas. Fue en junio-julio de 1941, contra el Ejército Rojo. La bestialidad
ejercida contra los comunistas, después las derrotas inesperadas que rompían el
sentimiento de invencibilidad de los ubermenschen, han creado el ambiente
que permitió el holocausto. "El genocidio judío fue forjado en el fuego de una
guerra formidable para conquistar en Rusia un "espacio vital" ilimitado, para
aplastar al régimen soviético y para liquidar al bolchevismo internacional.
(...) Sin la operación Barbarrosa, no habría habido y no podría haberse
dado la catástrofe judía de la `solución final'." (85) Cuando los nazis fueron
confrontados a la realidad de los desastres sobre el frente ruso, fue cuando
decidieron la "solución global y definitiva" del "problema judío" durante la
conferencia de Wannsee el 20 de enero de 1942.
Los nazis pregonaban desde hacía largos años su odio contra
el "judeo-bolchevismo", el bolchevismo era según ellos la peor invención judía.
La resistencia feroz de los bolcheviques impedía a los hitlerianos acabar con su
enemigo principal. Entonces desviaron sus frustraciones contra los judíos, que
exterminaron en un movimiento de venganza ciega. Como la gran burguesía judía
era conciliadora hacia el Estado hitleriano -y en ciertos casos hasta cómplices-
la mayoría de los judíos se dejaron detener con resignación por sus verdugos.
Pero los judíos comunistas, que se movían por un espíritu internacionalista,
combatieron con las armas en la mano a los nazis arrastrado a una parte de la
izquierda judía hacia la resistencia. La gran masa de los judíos pobres fue
gaseada. Pero muchos ricos consiguieron saltar hacia Estados Unidos. Después de
la guerra se pusieron al servicio del imperialismo americano y de Israel, su
cabeza de puente hacia el Medio Oriente. Hablan con profusión del holocausto de
los judíos, pero bajo una óptica pro-israelita; al mismo tiempo, dan libre curso
a sus sentimientos anti-comunistas, insultando de ese modo la memoria de los
judíos comunistas que se enfrentaron realmente a los nazis.
Para terminar, unas palabras sobre la forma en que Hitler
preparó el espíritu de los nazis para masacrar con indiferencia a 23 millones de
soviéticos. Para transformar a sus hombres en máquinas de matar, les inculcó que
un bolchevique no era más que un sub-hombre, un animal. "Hitler advertía a sus
tropas que las fuerzas enemigas estaban 'ampliamente compuestas de animales y no
de soldados', condicionados a luchar con una ferocidad animal." (86) Para
empujar a las tropas alemanas al exterminio de los comunistas, Hitler les decía
que Stalin y los otros dirigentes soviéticos eran "criminales mancillados por la
sangre (¡quien habló...!) que habían exterminado a millones de intelectuales
rusos en su sed salvaje de sangre... (y) que han ejercido la tiranía más cruel
de todos los tiempos." (87) "En Rusia, el judío sanguinario y tiránico ha
matado, incluso con torturas inhumanas, o ha exterminado por el hambre con una
salvajada verdaderamente fanática a cerca de 30 millones de hombres." (88) Así
que, en boca de Hitler, la mentira de los "30 millones de víctimas del
estalinismo" sirvió para preparar psicológicamente a la barbarie nazi y al
genocidio de los comunistas y partisanos soviéticos. Remarquemos en el pasaje
que Hitler había metido estos "treinta millones de víctimas" sobre la cuenta
de... Lenin. En efecto, esta mentira escandalosa figura ya en el Mein Kampf,
escrito en 1926, ¡mucho antes de la colectivización y la depuración. Atacando a
los judío-bolcheviques, Hitler escribe: "Con una ferocidad fanática, el judío ha
matado en Rusia poco más o menos treinta millones de hombres, a veces bajo
torturas atroces." (89)
Medio siglo más tarde, Brzenzinski, el ideólogo oficial del imperialismo americano retomará, palabra por palabra, todas la infamias nazis: "Es absolutamente razonable (!) estimar las víctimas de Stalin poco más o menos en veinte o puede que cuarenta millones." (90)
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