El análisis de la situación económica, política
y social del continente americano, la discusión de cómo los
marxista leninistas estamos actuando en esta realidad concreta y la
definición de tareas y líneas de acción para avanzar en el proceso
de organización de la revolución social del proletariado, ha
convocado a la plenaria de América Latina de la Conferencia
Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas,
CIPOML.
Los
partidos asistentes, entre los que contamos con la presencia de
nuestros camaradas de Turquía y Túnez, hemos tenido un fructífero
debate, que nos ha permitido conocer y comprender mejor el escenario
político-social en el que los trabajadores y los pueblos actúan y
luchan.
Constatamos
la profundización de procesos iniciados años atrás, que están
provocando cambios en la correlación de fuerzas políticas a nivel
de varios gobiernos y en el ámbito social. En varios países en los
que se establecieron regímenes calificados como «progresistas»,
«alternativos», «socialistas del siglo 21» las facciones
burguesas con posturas desarrollistas que los apadrinaron han perdido
posiciones, tomando el relevo sectores tradicionales de la burguesía,
abiertamente identificados con posiciones políticas de derecha.
Este
fenómeno está abriendo las puertas para que el imperialismo
estadounidense recupere espacios disputados por China,
particularmente en aquellos sitios en los que es establecieron los
llamados gobiernos progresistas. EEUU nunca perdió su hegemonía en
la región, nunca dejó de ser el principal centro de comercio
hemisférico y punto de salida de las mayores inversiones hacia la
región. América Latina, como tomo el planeta, es escenario de
disputas interimperialistas por el control de mercados. No solo EEUU
o China tienen y defienden sus particulares intereses, también
entran en juego Canadá, los países imperialistas de Europa, Rusia.
La
ejecución de políticas neoliberales caracteriza el momento en la
región. Las diferencias entre uno y otro país son mínimas en la
forma cómo se ejecutan, pero las medidas y objetivos planteados son
los mismos: elevar los niveles de explotación capitalista, a través
de medidas y leyes que precarizan el trabajo, restringen y eliminan
derechos sindicales; reducir los presupuestos estatales para sectores
de la educación, salud, seguridad social; privatizar empresas
estatales, con nombres y figuras que disfrazan esta realidad. En
esencia, políticas que persiguen enriquecer aún más a sectores de
la gran burguesía nativa, favorecer al capital financiero
imperialista y remachar la dependencia extranjera.
Constatamos
la agudización de graves problemas sociales. La migración tiene
connotaciones y magnitudes nunca antes visto en nuestro hemisferio,
que en el caso del éxodo que va hacia los Estados Unidos ha chocado
con medidas reaccionarias implementadas por el gobierno de Donald
Trump (y cumplidas también por algunos gobiernos en Centro América)
que ponen en evidencia su pensamiento xenófobo, nacionalista,
defensor de la supremacía blanca. Crece la pobreza, aumenta el
desempleo y subempleo, se incrementa el número de personas sin
acceso a educación, salud, vivienda; la violencia contra las mujeres
también llega a niveles antes no vistos; la afectación al medio
ambiente se expande de la mano de la política extractivista impuesta
a nuestros países.
Graves
problemas que no pueden ser entendidos sino en el marco de cómo el
capitalismo organiza vida de la sociedad y la forma de reproducirse.
Estos
fenómenos nos afirman en la convicción que la superación de estos
problemas no pueden producirse en el marco del sistema imperante: el
social-reformismo, el neoliberalismo, el «progresismo» y otras
corrientes políticas burguesas no solo han fracasado cuando han
estado en los gobiernos, sino que son directos responsables de lo que
ocurre. Solo la revolución social del proletariado está en la
capacidad histórica de resolver los graves problemas que aquejan a
los trabajadores y los pueblos; solo la clase obrera en el poder
podrá emancipar a la humanidad de la explotación capitalista, poner
fin a la opresión y dependencia extranjera. Hacia ese propósito
enfilamos el accionar de nuestros Partidos. Desarrollamos esfuerzos
para mejorar nuestros nexos e influencia entre los trabajadores, los
campesinos, la juventud, las mujeres.
Constatamos
que el descontento y la lucha de las masas crece frente a las
políticas antipopulares de los gobiernos, ante las declaraciones y
acciones agresivas del imperialismo. Como organizaciones
revolucionarias estamos en esos combates y nos proponemos incidir
mejor en su conducción.
Hay
fenómenos políticos en curso que, debido a su complejidad,
requieren una especial mención. En Venezuela, los trabajadores y el
pueblo continúan siendo víctimas de la agresiva política
intervencionista del imperialismo estadounidense, de la Unión
Europea y de gobernantes de países que se han sometido a esos
dictados. Allí hay una grave crisis económica, política y social
provocada por el bloqueo imperialista, el boicot de la derecha, la
incapacidad del gobierno del PSUV-Maduro para atender y resolver los
problemas de las masas, en el que actúa una tendencia neoliberal que
empuja propuestas privatizadoras. En esta crisis intervienen también
los intereses de otras potencias, como China y Rusia. Solo una
política de independencia de clase permitirá a la clase obrera y el
pueblo crear una propuesta auténticamente soberana y popular, de
cara a la actual crisis. Llamamos a los trabajadores y pueblos de
América Latina y el mundo a organizar acciones de solidaridad bajo
la consigna El
pueblo venezolano resiste y lucha contra
la agresión imperialista.
El
triunfo electoral de Jair Bolsonaro en Brasil -ferviente difusor de
ideas ultra reaccionarias y fascistas, partidario de la utilización
de mecanismos represivos y de grupos paramilitares a fin de lograr el
control social- provocó que algunos sectores anuncien la llegada del
fascismo a ese país y al continente. Bolsonaro cuenta con el apoyo
del poder Judicial, de las Fuerzas Armadas, de la gran burguesía,
sin embargo no ha podido cumplir su propósito porque los
trabajadores, la juventud y los pueblos de Brasil han sabido
responder en la calle las medidas antipopulares del régimen,
poniendo al descubierto la contradicción entre el movimiento popular
que lucha y las fuerzas fascistas.
Es
evidente que a nivel mundial las ideas ultra reaccionarias se
difunden y en algunos países ganan espacio. Es nuestra obligación
desenmascararlas, desterrarlas del movimiento de masas en donde
aparezcan.
A
la derecha, a los defensores del capital los enfrentamos con la
movilización de los trabajadores y los pueblos, esto nos plantea la
necesidad de persistir en nuestras propuesta de unidad entre las
fuerzas y movimientos de izquierda, en el movimiento social y
popular. Unidad de los trabajadores y los pueblos por sus derechos,
por democracia, por mejores condiciones materiales de vida, en contra
de los planes neoliberales de ajuste; unidad contra el imperialismo y
la derecha son propuestas que nos comprometemos a llevar a cabo, como
una necesidad actual en el proceso de organizar la revolución social
del proletariado. La lucha y combate al imperialismo supone, al mismo
tiempo, desenmascarar las propuestas y acciones del socialreformismo
y el oportunismo, en contra de la derechización y la fascistización.
Los
pueblos luchan en todos los continentes, marcando la perspectiva del
cambio social, de un nuevo mundo. Argelia y Sudán han sido escenario
de combativas rebeliones populares que echaron abajo gobiernos
reaccionarios y represivos, allí la lucha continúa por democracia,
por derechos políticos, por la atención a la reivindicaciones
populares; el pueblo boricua -en estos días- ha obligado la renuncia
del corrupto Gobernador Ricardo Roselló, lucha en la que las
banderas independentistas también estuvieron presentes. Para esos
pueblos va nuestra solidaridad, así como para el pueblo haitiano que
combate a diario contra el hambre, el desempleo, la corrupción… el
olvido al que intentan someterlo. Estamos junto a los pueblos que en
las Antillas aún viven sometidos al colonialismo.
La
Reunión de los Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas de
América Latina y el Caribe rindió homenaje al camarada Osman,
revolucionario internacionalista de Turquía fallecido hace poco y
transmitió su solidaridad con los camaradas del EMEP. La reunión
también conmemoró la formación de la Internacional Comunista,
fundada por Lenin cien años atrás.
Partido
Comunista Revolucionario de Bolivia
Partido
Comunista Revolucionario - Brasil
Partido
Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Partido
Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Partido
Estadounidense del Trabajo
Partido
Comunista de México (Marxista–Leninista)
Partido
Comunista Peruano (Marxista-Leninista)
Partido
Comunista del Trabajo – República Dominicana
Partido
Comunista Marxista Leninista de Uruguay
Partido
Comunista Marxista Leninista de Venezuela
Partido
de los Trabajadores de Túnez
Partido
del Trabajo de Turquía
Quito,
julio de 2019
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