Los últimos días hemos sido
testigos de un estallido social sin precedentes en Chile desde el fin de la
dictadura cívico militar de Pinochet. A diferencia de las protestas nacionales
contra el régimen fascista, organizadas por los partidos de izquierda, este
movimiento es totalmente espontaneo, convocado a través de las redes sociales
por los estudiantes secundarios y luego dirigido en parte por grupos
organizados de estudiantes de los liceos emblemáticos.
Una lucha contra el alza de los pasajes en el metro de
Santiago con la consigna “Evadir, no pagar, otra forma de luchar” colapso el
sistema de transporte público con evasiones masivas del pago del pasaje. El
éxito de esta nueva forma de protesta contagio a más estudiantes a través de
las redes sociales. Jóvenes provenientes del 50% de hogares con ingresos
menores a $400.000, ósea bajo la línea de la pobreza y con abuelos que reciben
una jubilación menor a los $115.000.
Este éxito abrió la puerta para
que el descontento de la población, acumulado por décadas contra los abusos de
las Asociaciones de Fondos de Pensiones, el colapso de la salud pública, la falta de acceso a la educación superior, la
contaminación del medio ambiente y la carestía de la vida, expresadas por medio
de innumerables marchas que no tuvieron ningún resultado, estallara en las
calles de Santiago, extendiéndose rápidamente por todo el país.
Otro elemento a destacar es el
elevado índice de endeudamiento de los hogares chilenos que llega al 70% ya sea con bancos, casas comerciales y
supermercados siendo este un caso especial ya que a través de las tarjetas de
crédito que otorgan son utilizadas para comprar alimentos en cuotas lo que
aumenta mas el nivel de pobreza.
Es importante destacar la edad de
los manifestantes que salieron a la calle luego de la evasión masiva,
principalmente entre los 20 y 30 años, población que no vivió la dictadura por
lo tanto no tienen el miedo de las generaciones anteriores, sin temor a la
policía ni a los militares.
El carácter espontaneo de la
protesta y el sinnúmero de demandas le ha dado un matiz inorgánico al
movimiento, cada día la gente se autoconvoca por las redes sociales o reacciona
frente a los noticieros acudiendo a los puntos de manifestación o llamando a
caceroleos, una forma clásica de protesta que no expone a los manifestantes a
la violencia policial, pero si demuestra claramente el descontento.
Esto claramente evidencia la
falta de conducción revolucionaria, no se observa la presencia de ningún
partido en las manifestaciones u organizándolas, solamente se suman a las
convocatorias a protestar también por las redes sociales, pero en forma tardía,
cuando el movimiento está en marcha, los partidos revolucionarios se limitan a
participar de la protesta sin jugar ningún rol. Ninguno fue capaz de leer el
momento político, ninguno tiene la capacidad de movilizar ni presencia en la
masa. Partidos sin proyecto político claro o que aun apuestan al
parlamentarismo como salida al sistema con nula capacidad de organización.
El gobierno Piñera y la derecha
también fueron sorprendidos por este estallido, tomándolo en un principio como
una protesta más, reprimiendo a los
estudiantes de manera cada vez más brutal al no conseguir aplacar el
movimiento.
Una vez que la protesta social se
volvió masiva con marchas por todo el país comenzaron los saqueos, atribuidos
al lumpen por el gobierno, pero que sorprendentemente están dirigidos a los
supermercados y casas comerciales donde está endeudado el pueblo. El
descontento se sumó a las capas medias que también sufren a manos de las AFP,
Banca y por los créditos universitarios con
intereses usureros, volviéndose la protesta transversal.
Al no haber interlocutor válido
con quien negociar el gobierno entra en pánico y saca a los militares a la
calle comenzando una ola de violencia contra el pueblo desarmado, gente
protestando de forma pacifica es atacada con armas de guerra sin ninguna
consideración. Piñera declara el estado de excepción y el toque de queda Y
advierte “Que estamos en guerra contra un enemigo poderoso” reviviendo la
lógica del enemigo interno que sostuvo a la dictadura de Pinochet. El resultado
hasta el momento son 15 muertos a manos del ejército y 2.600 detenidos.
La oposición hace llamados
ridículos que van desde bajar la dieta de los parlamentarios a legislar de
manera exprés todas las leyes que pueden dar respuesta a las demandas
populares. El Revisionismo por su parte condena la violencia del gobierno, pero
hace llamamientos tibios a manifestarse enterrando la cabeza en el parlamento
como una avestruz.
Los demás actores sociales como
sindicatos, asociaciones gremiales, federaciones de estudiantes y la iglesia
católica se han mantenido prácticamente al margen de la movilización. A medida
que han avanzado los días se han sumado los sindicatos más combativos como la
Unión Portuaria de Chile llamando a un paro nacional sumándose a las marchas
por todo el país.
Frente al aumento en la
combatividad del pueblo la Central Unitaria de Trabajadores controlada por el
Revisionismo y la Socialdemocracia, llaman a una asamblea sindical para decidir
su actuación, como resultado convocan a un paro nacional con el único objeto de
tratar de conducir de alguna manera el movimiento popular y así levantarse como
el interlocutor que necesita el gobierno para poner fin a las manifestaciones.
La estabilidad del estado esta
peligro y debe ser salvada a toda costa, la burguesía dentro y fuera del poder
ven con temor esta marea que puede barrer con todos sus interés y recurren a la
pequeña burguesía representada en los partidos de la Nueva Mayoría que incluye
al partido Comunista Revisionista para rescatarlos.
La burguesía también hace su
parte cerrando los supermercados creando una falsa sensación de
desabastecimiento, cerrando los bancos y bloqueando los cajeros automáticos
para restringir la circulación de dinero en efectivo. Los medios de
comunicación pertenecientes a los grandes grupos económicos potencian el efecto
dando información falsa sobre saqueos y actos violentos con el objeto de crear
pánico en la población principalmente en la pequeña burguesía con el objeto de
ponerla en contra de las manifestaciones.
El desarrollo del movimiento
popular se desgastara de forma natural y el gobierno entregara componendas para
que los restos de la protesta se apaguen, de eso se encargara el movimiento
sindical dirigido por el revisionismo y la pequeña burguesía que se descolgara
a medida que sus intereses económicos se vean afectados por el sector más
radical del movimiento.
Claramente no estamos frente a
una insurrección o una situación pre revolucionaria, la falta de un partido
proletario con arraigue en la masa y de un frente revolucionario que conduzca
la rebelión
La tarea que tenemos los
Marxistas-Leninistas chilenos es profundizar nuestro trabajo en la clase
obrera, organizarla en sindicatos de clase (solo el 8% de los trabajadores esta
sindicalizado) identificar las demandas mas urgentes del pueblo y dar
soluciones concretas no solo denunciarlas. Trabajar con los partidos
revolucionarios para formar un frente anti capitalista y anti imperialista,
estar presente en cada lucha con el análisis correcto y la respuesta concreta,
solo así lograremos ganar la confianza del pueblo y dirigir la lucha por la
revolución democrática popular camino al socialismo.
DIRECCION NACIONAL
ORGANIZACIÓN
COMUNISTA RECABARREN.
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